Redacción - El Semanal
El compromiso de Austin Butler con el realismo en sus escenas de acción rozó lo extremo durante el rodaje de Caught Stealing, su última película bajo la dirección de Darren Aronofsky. En una entrevista reciente, el actor nominado al Óscar reveló que estuvo a punto de fracturarse una costilla durante una violenta secuencia de lucha, un testimonio que ilustra su filosofía: "Prefiero sufrir los moratones después, pero que todo parezca auténtico".
El filme, ambientado en el Nueva York de los años 90, sumerge a Butler en peleas brutales y persecuciones vehiculares. En una escena clave, su personaje, Hank Thompson, es golpeado repetidamente por dos mafiosos rusos. Uno de ellos, el actor Nikita Kukushkin —descrito por Butler como un "pequeño rey con una fuerza descomunal"— dudaba inicialmente en lastimarlo. "Le pedí que me golpeara con más fuerza. Sabía que el efecto no sería real si se contenía", confesó el intérprete. El resultado fue un cabezazo tan potente que estuvo al borde de lesionarlo.
La crudeza no terminó ahí. En otra secuencia, Bad Bunny y los mismos actores lo lanzaron repetidas veces contra una mesa de madera real después de descartar una versión acolchada. "El equipo intentó suavizar los impactos, pero Aronofsky insistió en que se viera creíble. Al final, optaron por la madera, y yo sin protección", relató Butler, cuya única concesión al peligro fue utilizar ocasionalmente un doble de riesgo.
El actor bromeó sobre sus esfuerzos al compararlos con las acrobacias de Tom Cruise: "Él cuelga de aviones; yo solo hablo de golpes contra mesas". Sin embargo, su dedicación refleja una tendencia en Hollywood, donde el cine físicamente exigente gana adeptos. Caught Stealing, que también protagoniza Zoë Kravitz, llegará a los cines el 29 de agosto, prometiendo una mezcla de acción visceral y retrato del submundo neoyorquino.
Este proyecto confirma la reputación de Butler como un actor dispuesto a sacrificar comodidad por autenticidad, un rasgo que podría definir su carrera tras éxitos como Elvis y Dune: Parte Dos. Para el público español, acostumbrado a historias con personajes intensos, su enfoque resulta tan admisible como intrigante.
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