Redacción - El Semanal
El aterrizaje en el aeropuerto de Bhután considerado uno de los más difíciles del mundo
En el aeropuerto internacional de Paro (PBH) en Bhután, se lleva a cabo un espectacular aterrizaje que despierta la admiración de los pasajeros a bordo. Con un giro dramático de último minuto, el piloto logra posar el A319 en la estrecha pista mientras un Buda observa desde la cabina. Este aterrizaje es solo un día laboral normal en el aeropuerto de Paro, reconocido como uno de los más técnicamente difíciles del mundo. La habilidad técnica y los nervios de acero son fundamentales para maniobrar en una pista corta entre dos picos de 18,000 pies de altura.
Las condiciones desafiantes del aeropuerto de Paro han añadido un toque de misticismo a los viajes a Bhután, un reino del Himalaya con aproximadamente 800,000 habitantes. La peculiaridad de volar hacia y desde Paro implica que los jets de gran tamaño están descartados, lo que atrae a los aficionados a la aviación que desean experimentar la «Tierra del Dragón del Trueno».
El capitán Chimi Dorji, con 25 años de experiencia en la aerolínea nacional de Bhután, Druk Air, afirma que Paro es «difícil, pero no peligroso». Explica que aterrar en Paro es un desafío para la destreza del piloto, pero no representa un peligro real debido al alto nivel de capacitación requerido.
La combinación de factores geográficos hace que Paro y gran parte de Bhután sean visualmente impresionantes, pero también suponen un desafío especial para los pilotos. Paro es un aeropuerto de categoría C, lo que implica que los pilotos deben contar con una capacitación especializada y realizar el aterrizaje de forma manual, sin radar. Cualquier error en la aproximación podría resultar en un accidente, dado el terreno montañoso circundante.
Otro aspecto a considerar es el clima. Los aterrizajes en Paro, provenientes de ciudades como Nueva Delhi, Bangkok, Katmandú o, a partir de octubre de 2024, Hanoi, suelen realizarse temprano en la mañana debido a las condiciones de viento más favorables. Por otro lado, los despegues no presentan la misma restricción horaria, lo que permite a los viajeros disfrutar de un descanso adicional en su última noche en Bhután.
Durante la temporada de monzones, que generalmente se extiende de junio a agosto, se deben tomar precauciones adicionales debido a las tormentas con granizo. Los pilotos deben evaluar cuidadosamente las condiciones antes de emprender el vuelo, ya que es crucial saber cuándo es seguro despegar y aterrizar.
La dificultad adicional en Paro radica en los «obstáculos» naturales, es decir, el terreno montañoso que rodea la pista. Con una longitud de 7,431 pies y flanqueada por altas montañas, los pilotos solo pueden visualizar la pista en el momento previo al aterrizaje.
En cuanto a la industria de la aviación en Bhután, se están produciendo cambios significativos. La ciudad de Gelephu, cerca de la frontera con la India, ha sido seleccionada como sede de una nueva «ciudad de la atención plena» con un aeropuerto en expansión. A diferencia de Paro, Gelephu cuenta con terreno más plano y pistas de aterrizaje más largas que son adecuadas para pilotos no especializados y pueden alojar jets de gran tamaño.
En los próximos años, es posible que haya vuelos directos a Bhután desde América del Norte, Europa y el Medio Oriente, lo que refleja la evolución de la industria aeronáutica en el país. A pesar de su relativa juventud, Druk Air está comprometida con la formación de nuevos pilotos locales y con el crecimiento de la industria aérea nacional.
En conclusión, el aterrizaje en el aeropuerto de Paro en Bhután representa un desafío técnico y emocionante para los pilotos, pero también es una experiencia única para los viajeros que buscan explorar este fascinante país del Himalaya.
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