El equipo forense español desentraña los misterios detrás de los inicios de Colón.

El pasado 20 de mayo de 1506 en Valladolid, un hombre falleció dejando tras de sí un enigma que ha perdurado a lo largo de los siglos: el origen y el fin de Cristóbal Colón.

Los restos del Almirante han sido objeto de controversia y misterio a lo largo de la historia. Tras su fallecimiento, sus reliquias pasaron por distintos lugares, desde el Convento de San Francisco de Valladolid hasta la Catedral de Santo Domingo en la República Dominicana, para finalmente reposar en la Catedral de Asunción en Sevilla.

Sin embargo, la certeza sobre la verdadera ubicación de los restos de Colón ha sido cuestionada a lo largo del tiempo. En 1877, durante la remodelación de la Catedral de Santo Domingo, se encontró una caja de plomo con la inscripción «El Hombre Destacado Cristóbal Colón» y fragmentos óseos en su interior.

La incertidumbre sobre el paradero final de Colón llevó a investigaciones científicas lideradas por José Antonio Lorente en 2003. Se logró extraer ADN de los restos allí encontrados, confirmando que pertenecían a un hombre mediterráneo de entre 50 y 70 años, apoyando la teoría de que eran los restos del famoso navegante.

Tras décadas de espera, en 2021 se reabrieron los estudios sobre los restos de Colón. El equipo liderado por Lorente se embarcó en una exhaustiva investigación para seguir las teorías sobre los orígenes del marinero, recogiendo muestras para análisis experimental en diferentes lugares de España.

La investigación, que ha experimentado una pausa de 20 años, se encuentra en un momento crucial. Aunque se esperaba la obtención de resultados para el año 2024, aún no se ha llegado a ninguna conclusión definitiva. El propio Lorente ha afirmado que los resultados no serán forzados, manteniendo así la rigurosidad científica en el proceso.

Este nuevo capítulo en la investigación de los restos de Cristóbal Colón promete arrojar luz sobre uno de los misterios más enigmáticos de la historia de España. Los avances en tecnología y análisis de ADN están siendo empleados para desentrañar el origen del navegante, ofreciendo respuestas que podrían redefinir nuestra comprensión de su legado.