Los japoneses practican ‘Inemuri’: Siesta en el trabajo sin represalias

En Japón, la cultura de la siesta ha tomado un papel fundamental en el ámbito laboral, siendo una práctica que se ha vuelto cada vez más aceptada y valorada. A diferencia de otras culturas, en Japón se considera que tomar una siesta en el trabajo es una señal de compromiso y dedicación, más que de pereza.

Recientemente, el Departamento de Salud y Atención Social de Japón ha hecho un llamado a la población para que duerman más y mejor, tras la publicación de informes que revelan la falta de horas de sueño en la sociedad japonesa. Este problema no es nuevo, ya que desde hace más de una década se ha evidenciado una tendencia al alza en la práctica de tomar siestas en cualquier lugar, incluso en el trabajo.

La falta de sueño en Japón ha llevado a un auge inusual en el mercado de dispositivos y aparatos que buscan mejorar la calidad del sueño en el ámbito laboral. Empresas japonesas han lanzado productos diseñados específicamente para favorecer una siesta perfecta, como cápsulas para dormir con plataformas ergonómicas y almohadas especiales que permiten un descanso de calidad en cortos periodos de tiempo.

La sociedad japonesa ha integrado de manera natural la siesta en su vida diaria, convirtiéndola en un aspecto más de la rutina tanto laboral como personal. Esta aceptación del descanso durante el día se ha vuelto tan común que ya no se considera un tabú, sino parte de la cultura laboral japonesa.

Expertos señalan que la práctica del «Inemuri», que significa estar presente mientras se duerme, es una adaptación necesaria en una sociedad donde el trabajo duro y las largas jornadas laborales son la norma. Esta habilidad de descansar brevemente para recuperar energías se ha integrado de forma natural en la vida diaria de los japoneses, permitiéndoles ser más productivos y saludables.

En resumen, Japón ha sabido integrar de manera eficaz la siesta en su cultura laboral, reconociendo los beneficios que un breve descanso puede aportar a la productividad y al bienestar de los trabajadores. Esta práctica, lejos de ser vista como una muestra de pereza, es valorada como un signo de compromiso y dedicación hacia las tareas laborales, contribuyendo a una mejor calidad de vida en un entorno laboral exigente.