¡Plantas de biogás transforman la fracción líquida del digestato en valiosos recursos!

En la producción de biogás a través de la digestión anaeróbica de residuos orgánicos, se genera un subproducto conocido como digestato, el cual contiene altos niveles de materia orgánica, sólidos y nitrógeno, entre otros componentes. Para minimizar el impacto ambiental de este efluente o para buscar formas de valorización, es necesario tratar la fracción líquida del digestato de manera eficiente.

Una de las soluciones más efectivas para el tratamiento de la fracción líquida del digestato es el uso de un sistema de stripping + scrubber de recuperación de amoniaco. Este sistema consta de una o varias etapas de stripping, donde una corriente gaseosa se enriquece con el amonio presente en el digestato líquido, seguido de una etapa de scrubber o lavado de gases, donde el amonio se captura en forma de solución de sulfato amónico.

En la unidad de stripping, la solución líquida se introduce a pH controlado y se pone en contacto con la corriente gaseosa en contracorriente, permitiendo que el amoniaco se transfiera al aire. Posteriormente, el aire enriquecido con amoniaco se lava en la segunda torre (scrubber) utilizando una solución absorbente de ácido sulfúrico, lo que permite eliminar el amoniaco y producir sulfato de amonio como producto final.

Para garantizar un funcionamiento continuo y eficiente del sistema, el aire del stripping se recircula entre las dos torres, evitando emisiones indeseadas, mientras que la solución de lavado se recircula mediante bombas conectadas a un tanque de recirculación y se purga periódicamente de nuevo al digestor de biogás. La implementación de un controlador lógico programable (PLC) con conexión remota facilita la automatización y el control de todos los equipos y servicios, contribuyendo así a la creación de un sistema de economía circular.

En resumen, el tratamiento de la fracción líquida del digestato en plantas de biogás a través de sistemas de stripping + scrubber de recuperación de amoniaco no solo permite minimizar el impacto ambiental de los efluentes, sino que también abre la puerta a la valorización de amoniaco para la producción de sulfato amónico, contribuyendo así a la sostenibilidad y eficiencia de este tipo de instalaciones.