España sobresale por discrepancia significativa entre clases sociales

Durante el año 2022, se produjo un fenómeno sin precedentes en el ámbito de la riqueza global: el número de millonarios experimentó un notable incremento. Este aumento significativo, impulsado principalmente por el auge de la tecnología y sectores relacionados con la inteligencia artificial y las criptomonedas, rompió con la tendencia de estancamiento que había predominado en la última década, donde el porcentaje de población millonaria se mantenía en torno al 1% a nivel mundial.

Según el Informe de Riqueza Global 2023 elaborado por la entidad suiza UBS, se estima que actualmente existen alrededor de 59,4 millones de millonarios en todo el mundo, lo que representa aproximadamente un 1,10% de la población global. Estas cifras marcan un punto de inflexión en la distribución de la riqueza, ya que proyectan un crecimiento continuo en los próximos años, alcanzando un 1,5% de la población mundial para el año 2024.

Este incremento en el número de millonarios no solo ha significado un aumento en la cantidad de personas con activos invertibles superiores al millón de dólares, sino que también ha conllevado un incremento en la acumulación de riqueza por parte de este selecto grupo. En el año anterior, esta elite económica logró acumular un total de 213.800 millones de dólares, representando el 47,5% de la riqueza global, un incremento significativo respecto al 45,8% registrado en informes anteriores.

A pesar de los avances en la generación de riqueza, la distribución de la misma sigue evidenciando marcadas desigualdades en diferentes países. El índice de Gini, que mide la desigualdad de ingresos en una nación, revela disparidades importantes a nivel global. Países como Sudáfrica y Brasil exhiben puntuaciones elevadas en este indicador, destacando por una distribución altamente desigual de la riqueza, donde una minoría controla la mayor parte de los recursos.

En contraste, naciones como Suecia muestran una menor desigualdad, aunque no exenta de tensiones debido al enriquecimiento desmedido de algunos sectores de la población, generando un desequilibrio en la distribución del ingreso nacional. Por otro lado, países como España, a pesar de estar en una posición intermedia en términos de desigualdad, han experimentado retrocesos en la distribución de la riqueza en los últimos años, evidenciando la necesidad de políticas que fomenten una distribución más equitativa de los recursos.

En este contexto, la brecha entre los estratos más ricos de la sociedad y el resto de la población se vuelve cada vez más pronunciada, planteando desafíos en materia de justicia social y equidad económica. La tendencia al alza en el número de millonarios a nivel global pone de manifiesto la importancia de abordar las desigualdades en la distribución de la riqueza y promover políticas que permitan un reparto más equitativo de los recursos económicos.