Las emisiones de metano han alcanzado niveles alarmantes en todo el mundo, planteando serias preocupaciones sobre el impacto en el cambio climático. A pesar de los esfuerzos por reducir estas emisiones, los datos más recientes indican un aumento significativo en la presencia de este gas de efecto invernadero en la atmósfera.
De acuerdo con el Compromiso Mundial del Metano 2021, se busca reducir las emisiones de metano en un 30 % para finales de la década, con el objetivo de ganar tiempo crucial para abordar la reducción de las emisiones de dióxido de carbono. A pesar de que más de 150 países han suscrito este compromiso, las investigaciones muestran un aumento continuo en las emisiones mundiales de metano.
El último informe del Global Carbon Project, elaborado por 66 instituciones de investigación de todo el mundo, revela que las emisiones de metano de origen humano constituyen dos tercios o más de todas las emisiones globales de este gas. Este aumento en las concentraciones atmosféricas de metano plantea un desafío significativo en la lucha contra el cambio climático.
Uno de los aspectos clave para comprender la importancia del metano es su potencial como gas de efecto invernadero. A pesar de que las emisiones de metano son menores en comparación con el dióxido de carbono, su capacidad para atrapar el calor en las primeras dos décadas desde su liberación a la atmósfera es 80 veces mayor que la del CO₂. Esto contribuye de manera significativa al calentamiento global y al cambio climático.
Las principales fuentes de emisión de metano de origen humano incluyen actividades como la cría de ganado, la minería del carbón, la extracción y manipulación de gas natural, el cultivo de arroz en arrozales y el depósito de residuos orgánicos en vertederos. Estas actividades representan aproximadamente el 65 % de todas las emisiones de metano, con la agricultura y los combustibles fósiles a la cabeza.
Es fundamental tomar medidas urgentes para reducir las emisiones de metano y frenar su impacto en el cambio climático. Con la disponibilidad de tecnologías y prácticas innovadoras, como aditivos para piensos que reducen las emisiones de metano en animales, la captura de metano en vertederos y su uso para generar energía, existen oportunidades tangibles para abordar este desafío.
En conclusión, la comunidad internacional debe acelerar las acciones para reducir las emisiones de metano y cumplir con los compromisos asumidos para mitigar el cambio climático. El metano es un factor crucial en este escenario, y su control es vital para garantizar un futuro sostenible para nuestro planeta.
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