Redacción - El Semanal
Durante su reciente visita a Australia, el Rey Carlos III ha generado controversia y debate sobre el futuro de la monarquía en el país oceánico. La presencia del monarca británico ha abierto el diálogo entre los defensores de la permanencia de la corona y aquellos que abogan por una república australiana.
En un evento en Canberra, la senadora independiente indígena Lidia Thorpe expresó abiertamente su descontento con la monarquía, dejando en claro que el Rey Carlos no era su soberano y que Australia no era su tierra. Este incidente resaltó las tensiones existentes en la sociedad australiana respecto al papel de la monarquía en la actualidad.
Por otro lado, Esther Anatolitis, co-presidenta del Movimiento por la República Australiana, señaló que si bien el recibimiento al Rey y la Reina Camila fue positivo, la comparación con la visita de la Reina Isabel II hace 70 años muestra un cambio en la actitud del público hacia la monarquía. Anatolitis enfatizó la necesidad de que Australia evolucione hacia un sistema donde el jefe de Estado sea un ciudadano australiano, y no designado por herencia real.
La abogada constitucional Anne Twomey hizo hincapié en las dificultades que implica modificar la constitución australiana, señalando que la experiencia reciente de un referéndum fallido para establecer un cuerpo representativo indígena plantea desafíos importantes para cualquier cambio constitucional, especialmente en lo que respecta a una posible república.
Por su parte, el primer ministro Anthony Albanese ha mostrado su apoyo a una eventual república australiana, aunque descarta la posibilidad de un referéndum durante su actual mandato. Sin embargo, no descarta la posibilidad de que, en un futuro próximo, se realice una consulta popular sobre este tema si su partido político gana las elecciones.
En resumen, la visita del Rey Carlos III a Australia ha reavivado el debate sobre el futuro del sistema político del país y ha puesto en evidencia las divisiones existentes en torno a la monarquía. Aunque la transición hacia una república australiana parece ser un proceso complejo y gradual, la discusión sobre este tema continúa ganando relevancia en la esfera pública australiana.
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