El primer ministro de Yemen, Mohammed Basindawa, de 79 años, presentó su renuncia al cargo debido a los fuertes enfrentamientos con el grupo chiíta de los Houthis y las fuerzas del gobierno, informaron este domingo varios medios locales.
En las últimas horas se han intensificado los combates en la capital del país, Saná y a pesar de los esfuerzos de los enviados de la ONU, no se logrado una salidad pacífica.
La renuncia de Basindawa ha generado gran preocupación en la comunidad internacional, ya que Yemen ha estado sumido en un conflicto interno durante años, con la presencia de varios grupos armados que luchan por el control del territorio.
Los Houthis, un grupo rebelde respaldado por Irán, han desafiado constantemente al gobierno y han sido acusados de cometer graves violaciones de los derechos humanos en su busca por el poder. Las fuerzas del gobierno, por su parte, han utilizado la fuerza militar para intentar mantener el control, lo que ha provocado una espiral de violencia en el país.
La renuncia de Basindawa ha dejado un vacío de poder en Yemen, lo que ha llevado a un aumento de la incertidumbre y la inestabilidad. Se teme que la situación empeore aún más y que el país se sumerja en un caos aún mayor si no se logra un acuerdo político que ponga fin a las hostilidades.
La comunidad internacional ha instado a todas las partes en conflicto a buscar una solución pacífica y a respetar los derechos humanos de la población civil. Se espera que la ONU continúe con sus esfuerzos de mediación para lograr un alto el fuego y sentar las bases para un proceso de paz sostenible en Yemen.
La renuncia de Basindawa es un recordatorio de la fragilidad de la situación en el país y de la urgencia de encontrar una solución política duradera que ponga fin al derramamiento de sangre y al sufrimiento de la población yemení.
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