Redacción - El Semanal
El 12 de julio, tras más de 300 lanzamientos exitosos, el cohete Falcon 9 experimentó anomalías en su última misión, que impactaron en su correcta implementación. A pesar de este contratiempo, 23 satélites Starlink se encuentran actualmente en órbita. La Administración Federal de Aviación de EE. UU. (FAA) inició una investigación que obligó a SpaceX a detener temporalmente sus lanzamientos masivos hasta resolver los problemas.
Según Reuters, no se sabía cuándo volvería a volar el Falcon 9, lo que generó preocupación debido a posibles retrasos en misiones posteriores, incluyendo aquellas que transportan humanos a la Estación Espacial Internacional. Sin embargo, se encontró una solución a corto plazo que permitió reanudar los lanzamientos a los 15 días de detectarse la anomalía.
Después de dos semanas, SpaceX lanzó nuevamente el cohete Falcon 9 en tres ocasiones durante los fines de semana, con éxito en cada una de las misiones Starlink, tras recibir la autorización de la FAA. A pesar de estos éxitos, la compañía aún debe asegurar el lanzamiento de su próxima misión tripulada, Polaris Dawn, financiada por Jared Isaacman, programada para el 31 de julio y ahora pospuesta.
Además, se espera la novena misión operativa de SpaceX en el programa de tripulación comercial, el Crew-9, para el 18 de agosto, que llevará a cuatro personas a la Estación Espacial Internacional. Polaris Dawn no podrá despegar hasta que se complete la misión del Crew-9, sujeta a inspecciones adicionales a finales de julio.
En cuanto a la causa del accidente del Falcon 9, se identificó una fuga de oxígeno líquido durante la primera «quema» de la segunda etapa del cohete, atribuida a una grieta en la línea conectada al sensor de presión del sistema de oxígeno. A pesar de la fuga, el motor continuó funcionando correctamente, pero las fugas provocaron daños en los componentes del motor, impidiendo una segunda combustión controlada y provocando la desintegración de algunos satélites Starlink.
Como solución a corto plazo, SpaceX eliminó líneas y sensores de oxígeno relacionados con la anomalía de la segunda fase, permitiendo la reanudación de los vuelos no tripulados. Esta solución también se aplicará al Crew-9, sujeto a un análisis exhaustivo por parte de la FAA.
En resumen, a pesar de los contratiempos iniciales, SpaceX ha logrado superar los desafíos técnicos y reanudar sus operaciones con éxito, demostrando su capacidad de adaptación y resiliencia en el ámbito espacial.
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