El éxito en apuestas con IA depende de la adaptación al mercado.

El auge de la inteligencia artificial no está saliendo como se esperaba. Las organizaciones están teniendo dificultades para convertir las inversiones en IA en flujos de ingresos confiables. Las empresas están encontrando que es más difícil implementar la IA generativa de lo que esperaban. Las startups de IA están sobrevaloradas y los consumidores están perdiendo interés. Incluso McKinsey, después de pronosticar $25.6 billones en beneficios económicos de la IA, ahora admite que las empresas necesitan una «cirugía organizativa» para desbloquear el valor completo de la tecnología.

Antes de apresurarse a reconstruir sus organizaciones, los líderes deberían volver a lo básico. Con la IA, al igual que con todo lo demás, crear valor comienza con el ajuste del producto al mercado: comprender la demanda que se está tratando de satisfacer y asegurarse de estar utilizando las herramientas adecuadas para la tarea.

Si estás clavando cosas juntas, un martillo es genial; si estás cocinando panqueques, un martillo es inútil, desordenado y destructivo. Sin embargo, en el panorama actual de la IA, todo se está martilleando. En CES 2024, los asistentes quedaron asombrados con cepillos de dientes de IA, collares para perros de IA, zapatos de IA y comederos para pájaros de IA. Incluso el ratón de tu computadora ahora tiene un botón de IA. En el mundo empresarial, el 97% de los ejecutivos dicen que esperan que la IA aditiva de valor a sus negocios, y tres cuartos están delegando las interacciones con los clientes a chatbots.

La prisa por aplicar la IA a todo problema concebible lleva a muchos productos que son solo marginalmente útiles, además de algunos que son directamente destructivos. Un chatbot del gobierno, por ejemplo, dijo incorrectamente a los propietarios de negocios de Nueva York que despidieran a los trabajadores que se quejaban de acoso. Turbotax y HR Block, por otro lado, lanzaron bots que daban malos consejos hasta la mitad del tiempo.

El problema no es que nuestras herramientas de IA no sean lo suficientemente poderosas, o que nuestras organizaciones no estén a la altura del desafío. Es que estamos usando martillos para cocinar panqueques. Para obtener un valor real de la IA, necesitamos comenzar por enfocar nuevamente nuestras energías en los problemas que estamos tratando de resolver.