Médico británico confiesa intento de envenenamiento en ensayo clínico.

Un médico británico admitió el lunes haber intentado matar al compañero de larga data de su madre, quien se interponía entre él y una herencia, inyectando al hombre con veneno disfrazado como una vacuna contra el COVID-19.

Según fiscales, Thomas Kwan se hizo pasar por un enfermero comunitario entregando dosis de refuerzo e inyectó a Patrick O’Hara con una sustancia tóxica, probablemente un pesticida. O’Hara, de 72 años, desarrolló una rara enfermedad de tejido que lo dejó en cuidados intensivos.

Kwan, de 53 años, inicialmente negó el cargo de intento de asesinato, pero cambió su declaración a culpable después de que los fiscales presentaron su caso en el Tribunal de la Corona de Newcastle, en el noreste de Inglaterra.

El fiscal Thomas Makepeace declaró que Kwan era un médico de familia «respetado y experimentado» con base en Sunderland, a unos 24 kilómetros de Newcastle. El abogado afirmó que Kwan utilizó su «conocimiento enciclopédico» de venenos en su plan para matar a O’Hara, quien era «un posible impedimento para que el Sr. Kwan heredara la finca de su madre tras su fallecimiento».

Makepeace señaló que Kwan falsificó documentación, utilizó un vehículo con placas falsas y se disfrazó con ropa protectora de pies a cabeza, gafas tintadas y una mascarilla quirúrgica para visitar la casa en Newcastle que O’Hara compartía con la madre de Kwan, Jenny Leung, en enero.

«Como sospecho, cualquiera de nosotros, el Sr. O’Hara cayó en la trampa completamente», dijo el fiscal.

Al día siguiente, con dolor y un brazo ampollado, O’Hara fue al hospital, donde le diagnosticaron fascitis necrotizante. Parte de su brazo fue amputada para detener su propagación, y O’Hara pasó varias semanas en cuidados intensivos.

Kwan fue identificado con la ayuda de imágenes de cámaras de vigilancia. La policía que registró su casa encontró una variedad de productos químicos, incluyendo arsénico y mercurio líquido, así como semillas de ricino que pueden ser utilizadas para fabricar el arma química ricina.

La policía no ha podido confirmar qué sustancia se utilizó.

Christopher Atkinson del Servicio de Fiscalía de la Corona afirmó que Kwan se negó a identificar el veneno, «permitiendo que la salud de la víctima empeorara».

«Aunque el intento de acabar con la vida de su víctima fue afortunadamente fallido, los efectos fueron aún catastróficos», dijo.

Kwan será sentenciado posteriormente.