La moda como reflejo de la represión política: Sergei Loznitsa y su crítica al totalitarismo
El cine y la moda a menudo se entrelazan para contar historias que trascienden lo estético, adentrándose en territorios políticos y sociales. Sergei Loznitsa, director ucraniano cuyo último filme Dos Fiscales ha causado revuelo en el Festival de Cannes, demuestra cómo la indumentaria y el diseño pueden convertirse en símbolos de opresión. Ambientada en la Unión Soviética de 1937, durante la Gran Purga de Stalin, la película retrata la crisis ideológica de un fiscal comunista cuya lealtad al régimen se resquebraja. Los trajes impecables y uniformados de los personajes, tan característicos de la época, no son solo vestuario: son armadura y cárcel al mismo tiempo.
Loznitsa, conocido por su mirada incisiva hacia los regímenes autoritarios, adelanta que su próximo proyecto, La Pantalla Naranja, explorará el mismo sistema represivo, pero desde la perspectiva de las víctimas. "Era un mundo donde hasta las lámparas eran instrumentos de control", comenta el director en referencia al título, evocando el diseño soviético que permeaba cada aspecto de la vida cotidiana. La moda, en este contexto, no era expresión, sino imposición.

El filme, adquirido por Janus Films para su distribución en Norteamérica, ha generado un debate inesperado: la comparación entre el estalinismo y el auge de liderazgos autoritarios en Occidente. "El público estadounidense reconocerá ecos del presente", asegura Loznitsa, sin nombrar directamente a figuras como Trump, pero dejando clara la advertencia: la historia se repite, y la ropa —ya sea un traje de fiscal o una chamarra militar— sigue siendo herramienta de poder.
Mientras Dos Fiscales llega a salas internacionales, la industria de la moda parece reflexionar sobre su papel en estas narrativas. Colecciones recientes de diseñadores como Demna Gvasalia o Maria Grazia Chiuri han revisitado los uniformes soviéticos y los códigos vestimentarios fascistas, cuestionando su legado. ¿Es posible despojarlos de su carga política? Loznitsa lo duda: "La moda no es neutral. Basta ver cómo los regímenes usan las telas para uniformar pensamientos".
En España, donde el debate sobre la memoria histórica sigue vivo, la obra de Loznitsa encuentra un eco particular. La moda franquista, con sus corsés morales y sus vestidos de luto obligatorio, es otro capítulo de esa misma historia. El director lo resume así: "Cuando un sistema controla lo que llevas puesto, controla también quién eres". Una lección que, en tiempos de polarización, conviene recordar.
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