Un informe de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos publicado el jueves reveló que el accidente mortal de un avión Osprey el pasado noviembre frente a las costas de Japón fue causado por grietas en un engranaje de metal y la decisión del piloto de continuar volando en lugar de hacer caso a múltiples advertencias de aterrizar. El incidente resultó en la muerte de ocho miembros del Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea y provocó la suspensión de la flota de Osprey en todas las fuerzas militares durante varios meses.
Durante meses, la Fuerza Aérea había mencionado que una falla sin precedentes en un componente causó el accidente. Sin embargo, en el informe se detalló que fue un engranaje llamado piñón lo que falló, siendo parte crítica de la caja de cambios del proprotor, la cual actúa como la transmisión de la aeronave. A pesar de que se tiene certeza de que fue el piñón el responsable de la falla, aún se desconoce la razón detrás de dicha falla.
El informe señaló que la oficina del Pentágono a cargo de los Osprey sabía que una «pérdida total de la aeronave y la tripulación eran posibles» si estos componentes de la caja de cambios del proprotor fallaban, pero no compartieron datos de seguridad que hubieran podido alertar a las tripulaciones sobre la gravedad del riesgo.
Según el investigador principal, el Teniente General Michael Conley, en una entrevista con la Associated Press, mencionó que la decisión del piloto de completar el ejercicio militar fue determinada por su instinto y su enfoque en concluir la misión, en lugar de prestar atención a la situación en evolución de la aeronave.
Durante el vuelo, se presentaron múltiples advertencias de mal funcionamiento, como vibraciones en la aeronave y señales de desgaste en el engranaje. A pesar de tener la indicación de aterrizar de forma preventiva, el piloto optó por seguir volando hacia su destino en Okinawa, lo cual, según el informe, fue un factor causal en el accidente.
En los minutos finales del vuelo, cuando las advertencias se intensificaron, la tripulación intentó aterrizar, pero desafortunadamente, la caja de cambios del proprotor había fallado irreversiblemente, lo que resultó en la tragedia donde el Osprey se estrelló en el agua, cobrándose la vida de todos a bordo.
Tras el accidente, se han implementado medidas más estrictas para los vuelos de Osprey, como el aterrizaje preventivo ante la primera indicación de un problema. Asimismo, se está trabajando en un nuevo sistema que permitirá a los pilotos recibir datos de vibración en tiempo real para una mayor conciencia durante el vuelo.
Este incidente ha generado dudas sobre la seguridad de los Osprey y ha provocado discusiones sobre el futuro de esta aeronave única que tiene capacidades para volar como avión y aterrizar como helicóptero, planteando desafíos tanto para la Fuerza Aérea como para otros servicios militares que utilizan este tipo de aeronave.
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