Asturias se encuentra en medio de un auge de proyectos para la instalación de Battery Park, pero la resistencia de colectivos vecinales y ecologistas ha provocado que el principado imponga restricciones a la ubicación de estos parques de baterías.
Estas instalaciones, conocidas como Battery Park, tienen la función de almacenar energía eléctrica en baterías. Son sistemas que reciben electricidad de la red o directamente de las centrales eléctricas y la almacenan para su posterior utilización, lo que brinda flexibilidad a la red eléctrica.
En países como España, ricos en energías renovables, los parques de baterías se han vuelto esenciales para compensar las fluctuaciones de suministro energético provocadas por el clima. Esto permite ampliar el uso de energía barata y reducir la dependencia de fuentes de energía no renovables como el ciclo combinado.
En Asturias, se han presentado alrededor de 170 solicitudes para la instalación de parques de baterías, con hasta 200 contenedores previstos en la región. Sin embargo, muchos de estos proyectos han generado controversia al elegir ubicaciones cercanas a zonas habitadas, subestaciones eléctricas o líneas de alto voltaje, lo que ha generado el rechazo de grupos comunitarios y ambientalistas.
Entre los argumentos para oponerse a estos proyectos, la Coordinadora Ecologista Asturiana ha mencionado el aumento del riesgo de fuga térmica o incendio, así como posibles cambios en el entorno visual y la contaminación electromagnética que podrían afectar a personas y animales.
En respuesta a estas preocupaciones, el Ministerio de Tierra y Planificación ha suspendido la aprobación de nuevos proyectos en suelos no urbanizables y está trabajando en una directiva para restringir la ubicación de los parques de baterías en Asturias. Se espera que una vez aprobada la normativa, se establecerán criterios como la distancia de seguridad entre las instalaciones y las localidades o áreas forestales, evitando que se ubiquen a menos de 1000 metros de núcleos urbanos y a no menos de 500 metros de explotaciones ganaderas o bosques autóctonos.
La Federación Española Fotovoltaica (UNEF) ha criticado estas medidas como una reacción política exagerada, argumentando que los parques de baterías son seguros y que en otros lugares del mundo se permiten distancias mucho menores para su instalación, lo que facilita su mantenimiento.
La UNEF ha destacado que las baterías operan con corriente continua y no generan campos electromagnéticos perjudiciales, además de estar diseñadas para apagarse en caso de sobrecalentamiento. También ha señalado que su impacto visual es limitado, ya que los contenedores pueden ser ocultados con barreras vegetales.
La elección de Asturias para estos proyectos se debe a su capacidad de exportación de energías renovables y a la posibilidad de utilizar los parques de baterías para responder a la demanda energética en momentos de alta necesidad. Además, las baterías pueden desempeñar un papel crucial en la transición hacia una economía descarbonizada, especialmente en regiones con industrias energéticamente intensivas.
En resumen, el auge de los proyectos para la instalación de Battery Park en Asturias ha generado controversia debido a su impacto potencial en el entorno y en la salud de las personas y animales. Las restricciones impuestas por las autoridades buscan equilibrar el desarrollo de estas instalaciones con la protección del medio ambiente y la seguridad de la población.
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