Promotores denuncian fallas en proyecto; Responsabilizan a empresa española.

La planta de energía renovable Crescent Dunes, ubicada en el desierto de Nevada, celebró su gran inauguración como uno de los proyectos más innovadores en Estados Unidos. Este ambicioso proyecto, construido entre 2011 y 2013, pretendía ser pionero en el uso de tecnología termosolar con almacenamiento en sales fundidas, con la capacidad de proporcionar un suministro eléctrico flexible a 100.000 personas.

Se destaca que Crescent Dunes cuenta con más de 10.000 espejos que concentran la luz solar en una torre central de 200 metros de altura, generando una potencia de 110 megavatios. Sin embargo, a pesar de sus impresionantes características, el proyecto nunca logró cumplir con sus expectativas y promesas iniciales.

El costo del proyecto fue de aproximadamente mil millones de dólares, financiado por inversores como Warren Buffett y Citigroup, con financiamiento respaldado por el gobierno de Estados Unidos. Además, el acuerdo inicial contemplaba la entrega del 100% de la energía generada a la compañía eléctrica de Nevada durante 25 años.

A pesar de la capacidad de almacenamiento de 10 horas de energía que ofrecía la sal fundida utilizada en el proyecto, Crescent Dunes enfrentó problemas significativos que lo llevaron a la bancarrota. En 2019, la empresa NV Energy demandó a SolarReserve, la compañía detrás de Crescent Dunes, por incumplimiento de contrato, lo que resultó en la cancelación del acuerdo de compra de energía y la posterior quiebra de la planta.

La gestión ineficiente y los errores de diseño, como un tanque defectuoso, se señalaron como algunas de las causas principales del fracaso de Crescent Dunes. Incluso se culpó a la empresa española ACS Cobra, copropietaria de la planta, por contribuir al fiasco debido a problemas en la ingeniería.

A pesar de los desafíos enfrentados, se señala que la planta ha reabierto sus puertas en 2021, bajo la gestión de ACS y con un nuevo contrato con NV Energy. Aunque sigue generando energía, el precio sigue siendo demasiado alto en comparación con otras fuentes de energía renovable, lo que plantea desafíos significativos para su viabilidad a largo plazo.

En resumen, Crescent Dunes representa un caso notable de un proyecto de energía renovable ambicioso que no logró alcanzar sus objetivos iniciales, enfrentando dificultades financieras y operativas que lo llevaron a la quiebra. La experiencia de Crescent Dunes destaca la importancia de la planificación cuidadosa y la gestión efectiva en proyectos de esta envergadura para garantizar su éxito a largo plazo.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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