Un inusual fenómeno ambiental ha sorprendido a gran parte de Argentina esta semana, marcando las precipitaciones con un tono negro turbio que va más allá de lo estético. Conocido como «lluvia negra», este evento se ha reportado en diferentes lugares de Sudamérica, siendo probable su presencia en Argentina debido al humo provocado por los incendios en la Amazonía y las lluvias esperadas en el norte del país.
A pesar de la alerta emitida por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de Argentina, se aclaró posteriormente que no se trataba de un fenómeno de lluvia negra en el país. El SMN continúa advirtiendo sobre la presencia de humo en varios departamentos, lo que podría desencadenar tormentas con fuertes lluvias y granizo en el norte. Este fenómeno, que involucra la presencia de hollín y cenizas en las precipitaciones, se origina en los incendios de la selva amazónica, afectando a países vecinos como Brasil, Bolivia y Ecuador.
Los vientos transportan partículas en suspensión a la atmósfera, donde viajan largas distancias antes de precipitarse al suelo, tiñendo la lluvia de negro. Este fenómeno, aunque impactante, no es ajeno a la región, ya que en ocasiones se han observado eventos similares como la «lluvia de sangre» en las Islas Canarias o la Península Ibérica, donde las precipitaciones arrastran polvo y arena desde el Sahara.
El aumento en la intensidad de los incendios forestales durante este verano ha sido alarmante, forzando evacuaciones y afectando las redes de comunicación en la región. Brasil ha registrado un número récord de incendios en lo que va del año, siendo la peor temporada en los últimos 14 años. Esta situación ha desencadenado una serie de preocupaciones debido a los riesgos para la salud asociados al humo y las partículas volátiles que se dispersan en la atmósfera.
El impacto en la salud de la población se centra en la irritación del tracto respiratorio y las membranas mucosas, agravando condiciones preexistentes como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). El término «lluvia negra» no es nuevo, remontándose a eventos similares ocurridos en 2019, cuando el humo proveniente de incendios en Sudamérica oscureció el cielo en lugares como São Paulo.
Un análisis publicado en 2021 detalla la turbidez de la precipitación asociada a este fenómeno, confirmando que las partículas que oscurecen el agua provienen de los incendios forestales a miles de kilómetros de distancia. Este no es sólo un problema de incendios, ya que eventos como la erupción del volcán Cumbre Vieja en 2021 también han provocado fenómenos de «lluvia negra» debido a la ceniza volcánica arrastrada por las precipitaciones.
En resumen, la lluvia negra no sólo representa un impacto visual sorprendente, sino que también plantea serios desafíos ambientales y de salud pública. La conciencia sobre los efectos de los incendios forestales y la necesidad de medidas preventivas se vuelven cada vez más urgentes en un contexto donde fenómenos como este se vuelven más frecuentes e intensos.
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