Disney enfrentará una demanda por recrear digitalmente la imagen de Peter Cushing como Moff Tarkin en Rogue One, a pesar de que el actor falleció hace muchos años. Esta polémica surgió a raíz de las declaraciones del productor Kevin Francis, quien afirmó que Cushing había expresado su deseo de no ser replicado digitalmente sin su autorización expresa.
La demanda, presentada por la productora Tyburn Films, no solo involucra a Disney, sino también a Lucasfilm, el albacea del patrimonio de Cushing y la agencia que representaba a Francis en vida. La disputa se centra en si Disney tenía o no el derecho de utilizar la imagen digital de Cushing sin permiso previo, alegando que habían llegado a un acuerdo con el agente del actor para resolver la situación con un pago de $36,000, mientras que Francis reclama más de $650,000 en daños y perjuicios.
Aunque la demanda podría llegar a juicio, es poco probable que tenga éxito ya que no existía un documento oficial firmado por el actor o su representante objetando el uso de su imagen de manera digital, lo que deja el caso en una situación legal compleja. Sin embargo, este suceso ha puesto en el foco de atención el debate sobre la recreación digital de actores fallecidos en la industria del entretenimiento.
Este caso no es un hecho aislado en la industria del cine, ya que recientemente se ha generado controversia por la aparición de réplicas digitales de otros actores fallecidos como Ian Holm en la última entrega de la serie Alien. Esta tendencia, cada vez más común en la industria, plantea interrogantes éticos y legales sobre el uso de tecnologías digitales para recrear la imagen de artistas ya fallecidos.
El sindicato de actores SAG-AFTRA ha respaldado la necesidad de obtener el consentimiento de los herederos de los actores para utilizar recreaciones digitales en nuevas producciones, lo que podría cambiar la forma en que se gestionan este tipo de casos en el futuro. La aprobación de un proyecto de ley en California que requiera dicho consentimiento marcaría un precedente importante en la protección de los derechos de imagen de los actores, especialmente en un contexto donde la inteligencia artificial juega un papel cada vez más relevante en la industria del entretenimiento.
En conclusión, la controversia en torno a la recreación digital de actores fallecidos plantea importantes interrogantes sobre los límites éticos y legales de utilizar la imagen de artistas sin su consentimiento expreso. El caso de Peter Cushing y Disney es solo un ejemplo de los desafíos que enfrenta la industria del entretenimiento en la era digital, donde la tecnología permite revivir a figuras del pasado con consecuencias legales y éticas aún por determinar.
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