En Washington, Dick Cheney, una figura republicana de larga data vilipendiada por los demócratas por su firme defensa de la guerra de Irak como vicepresidente, sorprendió la semana pasada al respaldar a la demócrata Kamala Harris para la Casa Blanca.
El respaldo de figuras republicanas como Cheney y Alberto Gonzales, que optan por Harris sobre el republicano Donald Trump, marca la evolución notable del ala establecida del Partido Republicano, la cual gobernó Washington durante los años de Bush pero fue marginada una vez que Trump tomó el control del partido. Estas figuras, antes vilipendiadas por los demócratas, están tan alarmadas por la posibilidad del regreso del ex presidente que están dispuestas a oponerse al nominado de su propio partido para la Casa Blanca.
Este cambio brinda a Harris una apertura crítica para ampliar su base de apoyo, ya que prominentes republicanos, alarmados por la actual dirección del partido republicano bajo Trump, encuentran en Harris una alternativa más acorde a sus valores democráticos y respeto por el estado de derecho.
A pesar de recibir apoyos de republicanos con los que tiene poco en común políticamente, Harris ha destacado el respaldo que ha recibido de más de 200 republicanos, resaltando su mensaje de unir a todos los estadounidenses que valoran la democracia y el estado de derecho, sin importar su afiliación partidista.
La división ideológica dentro del Partido Republicano se hizo evidente hace tiempo, especialmente con Trump centrando su campaña de 2016 en el rechazo de la base del antiguo guardia del partido. Cheney fue un crítico destacado de la política exterior de Trump, enfrentándose al entonces presidente en un retiro en 2019 por sus críticas públicas a la OTAN y la retirada sorpresa de tropas de Siria.
La brecha se hizo más evidente después del ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021, con Liz Cheney, quien copresidió la investigación de la Cámara sobre el asedio, perdiendo su escaño en la primaria republicana de 2022 y anunciando su apoyo a Harris, seguida por la declaración de su padre de que Trump «nunca puede ser confiado con el poder nuevamente».
A pesar de este respaldo, queda por ver cuánta influencia real tienen los republicanos durante mucho tiempo criticados por los demócratas, especialmente dada la personalidad polarizante de Cheney a lo largo de las décadas en Washington.
Desde Greensboro, Carolina del Norte, una trabajadora del sector sanitario, Crystal McLaughlin, expresó su nerviosismo inicial sobre Cheney cuando era vicepresidente, pero agradece el respaldo de los Cheneys y espera que otros republicanos sigan su ejemplo. Por su parte, Gonzales, el ex fiscal general, se pronunció en contra de Trump en un artículo de opinión, calificándolo como una amenaza seria para el estado de derecho y la democracia.
En definitiva, estas decisiones de prominentes republicanos de respaldar a Harris muestran la fractura en el Partido Republicano y el rechazo a la presidencia de Trump, lo que podría tener un impacto significativo en las próximas elecciones y en la dirección política del país.
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