El sistema electoral de EE.UU. puede socavar la voluntad popular.

En Estados Unidos, los votantes no eligen directamente al presidente. En realidad, el país cuenta con un sistema único para elegir al presidente, conocido como el Colegio Electoral. A lo largo de los tiempos modernos, este sistema ha otorgado un poder de voto desproporcionado a unos pocos estados que están bastante equilibrados políticamente.

El Colegio Electoral está compuesto por 538 electores, con base en el número de representantes que cada estado tiene en el Congreso. Para ganar la presidencia, un candidato necesita obtener al menos 270 votos electorales. Esto ha llevado a que en algunas ocasiones, un candidato que ha ganado el voto popular no necesariamente se convierte en presidente, como sucedió en las elecciones de 2000 y 2016.

Este sistema electoral ha sido objeto de críticas, ya que en ocasiones puede subvertir la voluntad popular al dar mayor peso a los estados más pequeños y políticamente divididos. Por ejemplo, en el pasado, algunos estados con menor población han tenido un impacto desproporcionado en el resultado final de las elecciones presidenciales.

A pesar de las críticas, cambiar el sistema del Colegio Electoral requeriría una enmienda a la Constitución de Estados Unidos, un proceso complicado y poco probable de lograr. A lo largo de los años, ha habido propuestas para reformar o eliminar el Colegio Electoral, pero hasta el momento ninguna ha prosperado.

En un país tan diverso y extenso como Estados Unidos, el sistema electoral es un tema complejo y polémico que sigue generando debate entre los ciudadanos y los políticos. A medida que evolucionan las sociedades y cambian las prioridades de los votantes, es posible que en el futuro se debata nuevamente la necesidad de reformar el sistema electoral para reflejar de manera más precisa la voluntad popular en la elección del presidente.