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Diseñador estadounidense y Guyana negocian sin éxito desfile de moda polémico.

La reciente propuesta de un festival de moda en Guyana ha desatado una controversia internacional, involucrando a la diseñadora estadounidense Marrisa Wilson y a funcionarios del gobierno guyanés. La disputa gira en torno a alegaciones de uso indebido de propiedad intelectual y pone de manifiesto las complejidades de la colaboración creativa en el contexto de eventos de promoción nacional.

Según fuentes consultadas, Wilson, de ascendencia guyanesa y con un reconocido historial en la industria de la moda, presentó a las autoridades guyanesas una propuesta detallada para un evento que celebrase la riqueza cultural del país. La idea original, según la diseñadora, se inspiraba en sus recuerdos de infancia y en la vibrante estética de lugares emblemáticos de Guyana como el Mercado de Stabroek y las cataratas Kaiteur, buscando fusionar la herencia local con una visión contemporánea.

No obstante, la situación se complicó cuando Wilson, tras una reevaluación del proyecto y percibiendo una finalidad política en su desarrollo, solicitó la retirada de su propuesta el 7 de abril, acompañada de una notificación formal de cese y desistimiento. La diseñadora expresaba su preocupación ante lo que consideraba una instrumentalización de su trabajo con fines propagandísticos.

La respuesta del gobierno guyanés no tardó en llegar. La Ministra de Turismo y Comercio, Oneidge Walrond, desestimó las acusaciones de Wilson en una declaración pública, argumentando que la propuesta presentada carecía de originalidad y que las ideas centrales ya eran exploradas por diseñadores locales. Walrond enfatizó el papel del gobierno en el apoyo y desarrollo de la industria de la moda en Guyana, sugiriendo que la propuesta de Wilson no aportaba elementos significativamente nuevos.

El festival “Origins: Guyana Fashion Festival”, programado para los días 2 al 4 de mayo, busca posicionar a Guyana como un destino emergente en el mundo de la moda y la cultura. El evento, que ambiciona fusionar la tradición con la innovación, se enfrenta ahora a un escrutinio público exacerbado por la controversia.

Este conflicto plantea interrogantes importantes sobre los derechos de autor, la propiedad intelectual y la ética en la colaboración internacional. Más allá de las acusaciones cruzadas, el caso resalta la necesidad de establecer protocolos claros y transparentes en la organización de eventos de esta naturaleza, garantizando la protección de los derechos de los creadores y fomentando una relación de respeto mutuo entre las partes involucradas.

Marrisa Wilson, quien ha colaborado previamente con marcas de renombre como Levi’s y se ha labrado una reputación por su compromiso con la representación cultural en sus diseños, ha manifestado su deseo de contribuir al desarrollo de la industria de la moda en Guyana, pero aboga por un enfoque colaborativo que priorice el talento local y respete la integridad creativa. La diseñadora, actualmente radicada en California, ha expresado su desinterés en emprender acciones legales, buscando en cambio una solución dialogada que beneficie a la comunidad creativa guyanesa.

El futuro del festival y la resolución de esta disputa podrían sentar un precedente importante para futuras iniciativas de promoción cultural en Guyana y en otros países en desarrollo. La atención mediática sobre el caso subraya la importancia de la transparencia y la responsabilidad en la gestión de proyectos que buscan impulsar el crecimiento económico y la visibilidad internacional.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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