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Crawford es el rival que Canelo y el boxeo necesitan.

El mundo del boxeo, a menudo caracterizado por la expectación y el drama, atraviesa un momento que polariza opiniones. La reciente comparecencia de Saúl «Canelo» Álvarez en el cuadrilátero, si bien culminó en victoria, dejó un sabor agridulce entre los aficionados, quienes reclaman combates con mayor intensidad. La unanimidad en las tarjetas (119-109, 116-112 y 115-113) a favor de Canelo frente a William Scull en Riad, Arabia Saudí, subraya un patrón reciente: la falta de enfrentamientos que pongan a prueba al púgil mexicano en la medida que su estatus exige.

Estadísticas recientes arrojan luz sobre la naturaleza de estos combates. En su último encuentro, Canelo lanzó un total de 152 golpes, una cifra que, según datos históricos disponibles, se sitúa como la segunda más baja en una pelea a 12 asaltos. Su oponente, Scull, presentó un enfoque predominantemente defensivo, buscando la supervivencia más que la victoria, con un total de 293 golpes lanzados, de los cuales impactaron 55. Esta dinámica contribuye a la percepción de combates carentes de la chispa y la intensidad que los seguidores del boxeo anhelan.

La trayectoria de Canelo desde su derrota ante Dmitry Bivol en mayo de 2022 ha sido objeto de debate. Si bien ha consolidado significativamente su posición económica, la selección de oponentes ha tendido hacia rivales percibidos como de menor envergadura. Tras enfrentar a un veterano Gennady Golovkin y un combate en casa contra John Ryder, muchos esperaban un desafío de mayor peso, como un enfrentamiento contra David Benavidez, considerado por algunos como el contendiente más legítimo. Sin embargo, se concretaron peleas contra Jermell Charlo, Jaime Munguía y Edgar Berlanga, decisiones que alimentaron las críticas sobre la evitación de rivales más exigentes. La explicación oficial de la necesidad de enfrentar a Scull para recuperar el estatus de campeón indiscutido de la IBF es solo una parte de la realidad; la influencia de Canelo en la selección de sus peleas es innegable.

Este escenario ha llevado a comparaciones inusuales. Incluso la hipotética pelea contra Jake Paul, si bien carecería de la validación deportiva de un enfrentamiento con un contendiente de élite, podría haber ofrecido un espectáculo más dinámico a los ojos de algunos, dado el enfoque proactivo del youtuber convertido en boxeador. La reciente intervención de figuras clave en Arabia Saudí, como Turki Alalshikh, presidente de la Autoridad General de Entretenimiento, ha influido en la configuración de los próximos encuentros de Canelo, desviando la atención de posibles enfrentamientos menos mediáticos.

La tendencia a la conservación en los combates recientes de Canelo es palpable. A pesar de su innegable habilidad, se percibe una inclinación a gestionar las peleas hasta la decisión de los jueces, en lugar de buscar activamente el nocaut. Esta estrategia, si bien asegura victorias y engrosa las cuentas bancarias de los implicados, merma la expectativa de los aficionados, acostumbrados a ver a Canelo como un finalizador. Los rivales, conscientes de esta dinámica, parecen adoptar una postura de resistencia, contentándose con llegar al final del combate.

No obstante, el panorama podría cambiar radicalmente con el anunciado enfrentamiento entre Canelo y Terence Crawford, programado para el 12 de septiembre en el Allegiant Stadium de Las Vegas. Aunque Canelo disfrutará de una notable ventaja en tamaño, al ascender Crawford dos categorías de peso, este último es reconocido como uno de los boxeadores más consumados de su generación. Crawford posee una mentalidad competitiva que difícilmente permitirá a Canelo transitar por el cuadrilátero con la misma comodidad observada en peleas recientes. Este combate representa un desafío del calibre que, según muchos, Canelo necesita en este punto de su carrera.

Tras años construyendo un currículum impresionante con nombres relevantes, el tramo más reciente de la carrera de Canelo ha estado marcado, para algunos, por la precaución en la selección de rivales. Si bien ha acumulado considerables ganancias, la exigencia deportiva ha sido cuestionada. Mientras algunos argumentan que ha ganado el derecho a elegir sus peleas tras años en la cima, críticos y aficionados también ejercen su derecho a expresar su descontento. La posición de Canelo como uno de los rostros más prominentes del boxeo conlleva la responsabilidad de impulsar el deporte, y combates percibidos como de bajo riesgo no contribuyen a este fin. El acuerdo con Riyadh Season garantiza la continuidad de los ingresos, pero el boxeo y sus seguidores merecen presenciar a uno de los grandes de su era en un pulso que lo lleve al límite. Un combate contra Crawford tiene el potencial de ser precisamente eso.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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