El clima en Wimbledon ha dado un giro inesperado este año. Tras una intensa ola de calor que mantuvo a los espectadores y jugadores buscando refugio bajo sombrillas y gorras, el tercer día del torneo fue testigo de un cambio abrupto: la lluvia hizo su aparición, alterando el ritmo de los partidos y obligando a reorganizar la agenda. Las imágenes muestras canchas empapadas y espectadores abrigados bajo impermeables, un contraste marcado con las escenas de sol abrasador de días anteriores.
El césped de Wimbledon, conocido por su impecable mantenimiento, ha sido puesto a prueba con este cambio meteorológico. Expertos en el ámbito deportivo señalan que estas condiciones podrían afectar el rendimiento de los tenistas, especialmente aquellos acostumbrados a superficies más rápidas y secas. «La humedad altera la velocidad de la pelota y exige un ajuste táctico inmediato», comentó un analista en redes especializadas.
Por su parte, la organización del torneo ha implementado medidas para minimizar retrasos, como el uso de cubiertas móviles en las pistas principales y la priorización de partidos en canchas con techos retráctiles. Sin embargo, los encuentros programados en exteriores han sufrido interrupciones, generando frustración entre los aficionados que esperaban jornadas de tenis ininterrumpido.

El clima variable también ha influido en la moda dentro y fuera de la cancha. Mientras los jugadores han optado por prendas técnicas que combaten la humedad, el público ha intercambiado sus looks ligeros por chaquetas resistentes al agua y calzado apto para terrenos mojados. Marcas deportivas como Adidas y Nike han visto un repunte en la venta de accesorios impermeables, reflejando cómo la meteorología moldea incluso las tendencias en el mundo del tenis.
Meteorólogos adelantan que esta inestabilidad podría persistir en los próximos días, aunque sin descartar breves intervalos de sol. La incertidumbre climática añade así un elemento extra de estrategia para los competidores, mientras los organizadores se mantienen alerta para garantizar que el torneo continúe conforme a lo planeado. Wimbledon, fiel a su tradición, demuestra una vez más que ni el calor ni la lluvia logran opacar su prestigio.

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