Trump amenaza a Canadá con aranceles del 35%: Carney promete defender a trabajadores y negocios
La tensión comercial entre Estados Unidos y Canadá ha alcanzado un nuevo nivel después de que el presidente Donald Trump anunciara la imposición de un arancel del 35% a productos canadienses a partir del 1 de agosto. La medida, que el mandatario justificó citando el problema del fentanyl y los desequilibrios comerciales, ha sido respondida con firmeza por el primer ministro Mark Carney, quien aseguró que su gobierno no cederá en la protección de los intereses económicos del país.
Carney, en un mensaje compartido en redes sociales, afirmó que Canadá seguirá defendiendo a sus trabajadores y empresas en las negociaciones comerciales con Washington. "Hemos mantenido una postura firme durante estas conversaciones y continuaremos haciéndolo", escribió. Sin embargo, el líder canadiense también expresó disposición a colaborar con Estados Unidos en la lucha contra el tráfico de fentanyl, un tema que Trump utilizó como argumento para justificar los nuevos impuestos.

Cifras oficiales de ambos países contradicen la afirmación de que Canadá es una fuente significativa del narcótico que ingresa a territorio estadounidense. Según datos recientes, el 99% de las pastillas y la versión en polvo de esta droga provienen de México. A pesar de esto, la administración Trump insiste en vincular el problema con su vecino del norte, además de mencionar antiguas quejas sobre el sector lácteo canadiense y el déficit comercial.
Sector empresarial en alerta
La amenaza de Trump no se limita a los bienes de consumo. El mandatario estadounidense también advirtió sobre posibles tarifas del 50% al cobre y del 200% a productos farmacéuticos, dos áreas que impactarían directamente a la industria canadiense. Más de la mitad de las exportaciones de cobre del país tienen como destino Estados Unidos, por lo que las consecuencias económicas podrían ser severas.
Ante esto, la ministra de Industria, Melanie Joly, ya ha declarado que Ottawa "luchará" contra estas medidas, calificándolas de injustas. Por su parte, Trump condicionó la no aplicación de los aranceles a que las empresas canadienses decidan trasladar su producción a suelo estadounidense, prometiendo agilizar los permisos en ese caso.
Negociaciones bajo presión
Las conversaciones para un nuevo acuerdo económico y de seguridad entre ambas naciones continúan, aunque la fecha límite original, establecida para el 21 de julio, podría haberse modificado. Carney mencionó un "nuevo plazo" fijado para el 1 de agosto, lo que sugiere un posible retraso en las negociaciones.
Mientras tanto, el primer ministro recalcó los avances en la integración económica interna de Canadá y la expansión de sus alianzas comerciales globales. "Estamos fortaleciendo nuestra posición en el mundo", afirmó, en un mensaje que parece dirigido tanto a su electorado como a la administración estadounidense.
A pesar de las tensiones, algunos productos quedarán exentos de los nuevos aranceles, como aquellos incluidos en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), además de las exportaciones de energía y potasio, que mantendrán una tarifa del 10%. Sin embargo, la incertidumbre sigue latente, dado que fuentes cercanas al gobierno estadounidense han señalado que no hay decisiones finales al respecto.
El pulso comercial entre estos dos países, tradicionalmente aliados, se intensifica en un contexto global marcado por el proteccionismo y las rivalidades económicas. Canadá, por ahora, parece decidido a no ceder terreno.

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