El mundo del tenis no solo se ha fijado en el auge de Taylor Fritz, una de las figuras más prometedoras del circuito, sino también en su madre, Kathy May Fritz, extenista y tema reciente de especulaciones sobre posibles intervenciones estéticas. Aunque el foco debería estar en su legado deportivo, las redes sociales han generado un debate sobre cambios sutiles en su rostro.
Kathy May, quien en los años setenta llegó a estar entre las diez mejores tenistas del mundo, fue reconocida por su competitividad y talento. La mítica Chris Evert, en un mensaje publicado hace algún tiempo, destacó la herencia deportiva de la familia: "Recuerdo haber jugado contra Kathy May en nuestra época. Era una rival formidable… de tal madre, tal hijo". Sin embargo, tras retirarse joven por la exigencia de la vida profesional, su influencia se trasladó a la educación y apoyo incondicional a su hijo.
Las conversaciones sobre cirugías plásticas surgieron a raíz de comparaciones fotográficas, donde algunos usuarios señalaron variaciones en sus facciones. Un tablero de Pinterest incluso llevaba por título "La cirugía facial de Kathy May Fritz: ¿Qué ocurrió con su rostro?", aunque sin pruebas verificables. Lo cierto es que la propia Kathy nunca ha abordado el tema públicamente, y quienes la conocen la describen como una mujer alejada de las presiones estéticas, centrada en el éxito de Taylor.

El tenista, actual número 12 del ranking ATP, ha reconocido en múltiples ocasiones el papel decisivo de sus padres. "Mi madre prefirió quedarse en un segundo plano, pero siempre que ha podido, ha estado ahí en los torneos", mencionó en una entrevista. Dado que sus declaraciones giran en torno al respaldo familiar —nada relacionado con la imagen—, las hipótesis sobre retoques pierden fuerza.
¿A qué se debe este repentino interés? Parte de la explicación radica en el ascenso meteórico de Taylor, que atrae miradas hacia su entorno. A ello se suma la fascinación colectiva por el envejecimiento de las celebridades, sobre todo cuando se trata de mujeres. Sin embargo, en ausencia de declaraciones o testimonios fiables, las conjeturas carecen de sustento.
Más allá de la polémica infundada, vale la pena recordar a Kathy May por su carrera pionera y su rol como pilar fundamental en la trayectoria de uno de los tenistas más destacados de la actualidad. En un deporte donde la presión escrutiniza hasta lo personal, su historia merece ser contada desde el respeto, no desde la especulación.
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