Un Capítulo se Cierra: Richard Stermer, el Rostro Invisible del Teatro Samuel Goldwyn, Anuncia su Retiro
Durante casi tres décadas, el nombre de Richard Stermer ha sido sinónimo de profesionalismo y calidez en el corazón de la industria cinematográfica. Como gerente del emblemático Samuel Goldwyn Theater, ubicado en la sede de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en Beverly Hills, Stermer se ha convertido en una figura fundamental para los miembros de la institución y para los eventos que definen el calendario de Hollywood. Ahora, según ha trascendido, el hombre que muchos apodan "el Alcalde del Goldwyn" ha decidido retirarse, dejando un legado imborrable.
Stermer no era simplemente un empleado más. Desde 1994, manejó con meticulosidad cada detalle del teatro: desde las proyecciones exclusivas para miembros de la Academia hasta los tensos anuncios de las nominaciones al Oscar, pasando por estrenos mundiales organizados por los grandes estudios. Su labor iba más allá de lo logístico; era el anfitrión discreto pero indispensable, el que recordaba los nombres de los asistentes, preguntaba por sus familias y aseguraba que cada evento transmitiera la grandeza del cine.

Los que trabajaron con él destacan su versatilidad y dedicación. Ric Robertson, exdirector administrativo de la Academia, lo define como "el anfitrión perfecto", un profesional que combinaba eficiencia con un trato cercano. A pesar de su perfil bajo, Stermer también dejó su huella creativa: como actor, compositor y actor de doblaje, incluso prestó su voz en ceremonias como los premios científicos y técnicos de la Academia.
Su ascenso al puesto de gerente senior en enero de este año parecía marcar el inicio de una nueva etapa, pero Stermer, fiel a su estilo discreto, ha optado por retirarse sin alardes. No ha querido comentar públicamente su decisión, aunque quienes lo conocen aseguran que su partida deja un vacío difícil de llenar.
El legado de Stermer se une al de su predecesor, Robert Rigamonti, fallecido en 2013, y refleja una era en la que los detalles y el trato humano eran tan cruciales como el glamour de las alfombras rojas. Mientras la Academia busca a su sucesor, queda claro que el teatro Samuel Goldwyn no será el mismo sin su "alcalde".
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