Rebeldes respaldados por Estado Islámico atacan iglesia en el Congo y dejan 21 muertos

Masacre en Congo: Rebeldes vinculados al Estado Islámico atacan iglesia y dejan al menos 21 muertos

El este de la República Democrática del Congo vuelve a ser escenario de un ataque brutal, esta vez contra feligreses que se encontraban en una iglesia. Según confirmaron líderes civiles locales, un grupo de rebeldes respaldados por el Estado Islámico irrumpió durante un servicio religioso, dejando al menos 21 fallecidos y varios heridos. La violencia, que ya es una constante en la región, ha encendido las alarmas internacionales sobre la escalada del terrorismo en el centro de África.

Las autoridades aún no han dado un balance oficial, pero testigos relataron escenas de caos y disparos indiscriminados contra los asistentes. Muchos de los heridos fueron trasladados a hospitales cercanos, aunque la falta de infraestructura médica en la zona complica su atención. Este ataque se suma a una lista creciente de violencia sectaria y conflictos armados que han desplazado a millones de congoleños en los últimos años.

Organizaciones humanitarias critican la lentitud de la respuesta internacional. Mientras que las fuerzas gubernamentales intentan contener a los grupos insurgentes, la población civil sigue atrapada en medio de un conflicto que parece no tener fin. La iglesia atacada, ubicada en una zona de difícil acceso, era considerada un refugio para comunidades vulnerables.

El Estado Islámico, a través de sus filiales en África, ha incrementado su presencia en varias regiones del continente. Este ataque confirma los temores de expertos en seguridad, que advierten sobre la expansión de tácticas terroristas en áreas con gobiernos débiles y altos niveles de pobreza. Las víctimas, en su mayoría civiles, reflejan la crudeza de una guerra que no distingue entre combatientes y población inocente.

Mientras el Congo sigue sumido en una crisis humanitaria, la comunidad internacional enfrenta preguntas urgentes sobre cómo detener la espiral de violencia. Lo ocurrido no es un incidente aislado, sino parte de un patrón que amenaza con desestabilizar aún más una de las regiones más convulsas del planeta.