Elizabeth Olsen protagoniza una comedia romántica inteligente con sello A24
El cine de Albert Brooks siempre ha explorado las contradicciones humanas con ironía y perspicacia. Defending Your Life (1991), una de sus obras más celebradas, abordaba el paso a la otra vida como un proceso burocrático donde las inseguridades terrenales perseguían a sus protagonistas. Tres décadas después, Eternity, la nueva película de David Freyne (Dating Amber), recupera ese tono audaz pero centrándose en un dilema romántico en el más allá.
Protagonizada por Elizabeth Olsen, Miles Teller y Callum Turner, el filme plantea una premisa intrigante: ¿qué sucede cuando, tras la muerte, dos amores de una misma persona se encuentran en el limbo? La película, escrita por Pat Cunnane y seleccionada en el Toronto International Film Festival, presenta a Joan (Olsen), una mujer que al morir descubre que su primer marido, Luke (Turner), un piloto fallecido en la Guerra de Corea, la ha esperado durante décadas en un purgatorio con aspecto de estación de tren. El problema: su segundo esposo, Larry (Teller), también acaba de llegar y pretende continuar su vida juntos.

La cinta explora con humor y sensibilidad una pregunta incómoda: ¿puede el amor cotidiano, construido a lo largo de 65 años, competir con la intensidad de un primer romance truncado por la tragedia? Freyne evita caer en sentimentalismos fáciles y opta por un tratamiento ágil, intercalando escenas cómicas —como los mundos alternativos que Larry evalúa para su eternidad— con momentos de profunda melancolía. Olsen brilla en su papel, transmitiendo la vulnerabilidad de Joan sin perder el carisma, mientras Turner y Teller equilibran sus personajes con matices que evitan los estereotipos.
El diseño de producción, pese a un presupuesto moderado, logra crear una estética onírica, con recuerdos que se materializan como exhibiciones museísticas y una estación que mezcla lo celestial con lo mundano. Sin embargo, lo más destacable es que Eternity apuesta por una narrativa original en una industria dominada por franquicias. Su estreno, junto a otras propuestas similares en Toronto, sugiere un posible resurgir del cine comercial independiente.
Conclusión: una comedia romántica que desafía lo convencional, combinando ingenio visual, actuaciones sólidas y una reflexión sobre el amor que trasciende lo predecible. Un respiro fresco en la cartelera actual.
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