Las ballenas, afectadas por la presencia humana incluso en lugares remotos.

En un descubrimiento sorprendente, se han encontrado microplásticos en cuevas aisladas que han estado cerradas al público desde 1993, lo que prohíbe cualquier contacto humano. Este hallazgo plantea interrogantes sobre la persistencia del plástico en entornos remotos a pesar de las restricciones de acceso. La creciente producción de plástico en las últimas décadas ha tenido un impacto devastador en los océanos y en la fauna marina que los habita.

Los cetáceos, incluyendo especies como el zifio, enfrentan múltiples amenazas, siendo el plástico solo una de ellas. Un estudio realizado por la Royal Society Open Science Association identificó 14 peligros que afectan a estos mamíferos marinos, desde riesgos desconocidos hasta amenazas graves que implican la muerte de individuos de la especie.

El enfoque de este estudio se centra en los zifios, una familia poco conocida cuyo hábitat natural son las aguas profundas. Se estima que existen alrededor de veinte especies de zifios, pero las amenazas estudiadas van desde el cambio climático hasta la caza, la contaminación acústica y la presencia de plásticos en los océanos. Entre las amenazas más preocupantes se encuentran las colisiones con barcos y los efectos de las actividades pesqueras, que provocan la muerte y la mutilación de varios individuos.

En cuanto al riesgo de los plásticos en el océano, se ha encontrado una alarmante cantidad de microplásticos en diversas especies de zifios, lo que sugiere una seria contaminación del medio marino. La ingestión de microplásticos ha llevado a casos de inflamación interna, obstrucción y deficiencias nutricionales, contribuyendo a la vulnerabilidad de estos animales frente a otras amenazas.

El futuro de los cetáceos, y en particular de los zifios, se ve amenazado por factores como la tecnología ultrasónica, la energía generada en el mar y la posible expansión de actividades humanas en las aguas profundas. La limitada información disponible sobre estas especies plantea la necesidad de investigaciones más profundas que consideren riesgos adicionales como la endogamia y la disminución de la resiliencia biológica.

En un llamado a la reflexión, Laura Freyer, líder del estudio, advierte que ninguna especie, por muy remota o rara que sea, está a salvo de los impactos humanos en el medio ambiente. La situación de los zifios sirve como un recordatorio de la responsabilidad que tenemos como sociedad de proteger a todas las criaturas, independientemente de su rareza o lejanía. Es imperativo tomar medidas para preservar la vida marina y garantizar un futuro sostenible para todas las especies que habitan nuestro planeta.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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