El absurdo se vuelve ciencia: los bananas y su fricción deslizante
La comedia de un pie que resbala sobre una cáscara de banano y termina en un golpe y porrazo ha trascendido las fronteras del humor para convertirse en objeto de estudio científico. ¿Qué tiene de especial una cáscara de banano que la hace tan resbaladiza?
Esto es lo que se preguntó el equipo japonés liderado por el investigador Kiyoshi Mabuchi, de la Universidad de Kitasato, quien se hizo merecedor del Premio IgNobel de Física por su investigación sobre la fricción entre la piel de banano y el suelo, cuando una persona pisa encima de ella.
Los IgNobel, galardones que parodian a los premios Nobel originales, fueron entregados en una ceremonia en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, donde se reconoció el trabajo de Mabuchi y su equipo por demostrar por qué las cáscaras de manzana y naranja no son tan peligrosas como las de banano.
Puede parecer una broma a primera vista, pero detrás de estos premios hay serias intenciones. Los científicos japoneses buscan comprender cómo la fricción y la lubricación afectan el movimiento de nuestras extremidades, ya que los geles de polisacáridos presentes en la piel de banano también se encuentran en las membranas que unen nuestros huesos.
«Este concepto podría ser clave para el diseño de prótesis articulares», explicó Mabuchi. Los estudios realizados en el laboratorio han revelado que las propiedades deslizantes de la piel de banano tienen aplicaciones prácticas en el ámbito médico.
Los Premios IgNobel, que celebran su edición número 24, han ganado cada vez más relevancia en el mundo científico. Marc Abrahams, editor de Anales de la Investigación Improbable, señaló que muchos científicos ahora realizan estudios con el objetivo de ser nominados para un IgNobel.
«Recibimos alrededor de 9.000 nominaciones al año. Entre el 10% y el 20% son auto nominaciones, pero rara vez ganan», afirmó Abrahams. Los verdaderos ganadores son aquellos que, sin buscarlo, encuentran un equilibrio entre la seriedad de sus investigaciones y un toque de humor inesperado.
Así, la fricción de la piel de banano se convierte en un tema de relevancia científica, demostrando que incluso los objetos más cotidianos pueden abrir las puertas a descubrimientos sorprendentes en el mundo de la investigación.
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