China supera a Estados Unidos en tecnología de supercomputadoras, revela investigación especializada.

El Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE) ha anunciado recientemente su inversión de cientos de millones de dólares en la creación de una nueva supercomputadora. Este proyecto, desarrollado en el Laboratorio Nacional Oak Ridge (ORNL), busca superar a Frontier, la supercomputadora más potente del mundo actualmente, con máquinas programadas para ser lanzadas entre 2027 y 2028.

El escenario de la supercomputación mundial está experimentando cambios significativos que podrían distorsionar la percepción de la realidad. China, que solía ser un actor destacado en la lista de los 500 mejores superordenadores del mundo, ahora se encuentra ausente de este ranking. Este hecho revela la importancia que este país le otorga a la supercomputación como parte de su desarrollo tecnológico y competitivo.

En un contexto de crecientes tensiones entre China y Estados Unidos, particularmente en el ámbito tecnológico, las organizaciones chinas han optado por mantener en secreto información relevante sobre sus avances en supercomputación y no compartir datos con entidades como TOP 500. Esta falta de transparencia se ha interpretado como una estrategia para proteger los intereses y capacidades de China frente a posibles restricciones impuestas por otras potencias.

A pesar de las limitaciones impuestas por Washington para restringir el acceso de China a tecnologías avanzadas, los expertos de la industria consideran que el gigante asiático posee supercomputadoras más rápidas que las estadounidenses. Sin embargo, la falta de datos oficiales por parte de China dificulta la verificación de esta afirmación, lo que ha generado un debate sobre el verdadero alcance y potencial de la supercomputación china en la actualidad.

El Centro Nacional de Supercomputación de Tianjin se presenta como un enclave clave en este escenario, siendo el epicentro de los avances tecnológicos que podrían posicionar a China como líder en supercomputación a nivel mundial. Aunque las restricciones en el acceso a componentes tecnológicos avanzados representan un desafío para su desarrollo, China continúa avanzando con determinación en la búsqueda de la independencia tecnológica y el fortalecimiento de sus capacidades en este campo.