Curry vigila tendón sensible en incierta vuelta a canchas.

La lesión de isquiotibiales que aqueja a Stephen Curry introduce un elemento de incertidumbre en el panorama de la NBA. El propio jugador, clave para las aspiraciones de su equipo, ha reconocido que esta es una situación novedosa para él, lo que complica la previsión de su regreso a las canchas. Las lesiones de tejidos blandos como esta son particularmente delicadas y requieren un proceso de recuperación cauteloso para evitar recaídas.

Curry, quien sintió la dolencia durante un partido reciente, ha descrito la experiencia como un «golpe anímico». Si bien inicialmente pensó que se trataba de algo menor, la evaluación médica confirmó la necesidad de un periodo de descanso. El escolta estrella, a sus 37 años, es consciente de la importancia de una recuperación completa, especialmente considerando la etapa de su carrera profesional. Las conversaciones sobre un posible «último baile» con sus compañeros de equipo históricos añaden una capa emocional a este contratiempo.

El proceso de rehabilitación actual es intensivo. Aunque el jugador se mantiene al margen de las canchas y lejos de los lanzamientos estáticos que forman parte habitual de su rutina, el equipo médico trabaja en la mejora de su condición. Según las estimaciones iniciales, Curry estará fuera al menos hasta el cuarto encuentro de la serie de semifinales de conferencia, con una reevaluación programada para después de esa fecha.

Este escenario plantea interrogantes sobre el desempeño del equipo en ausencia de su líder. Si bien históricamente han logrado victorias sin él en la postemporada, la magnitud de la lesión y la incertidumbre sobre la fecha exacta de su retorno son factores determinantes. La mentalidad dentro del vestuario, según el propio Curry, es de confianza y determinación para superar la situación y prolongar la serie el tiempo suficiente como para permitir su regreso.

La delicadeza de las lesiones de isquiotibiales radica en su naturaleza engañosa. Un jugador podría sentirse recuperado, pero la fragilidad del tejido aún persistir. Por ello, el enfoque actual es priorizar el proceso de curación natural, evitando cualquier intento de acelerar los plazos que pueda poner en riesgo la salud del deportista a largo plazo. La ausencia de experiencias previas con este tipo de lesión impide a Curry establecer un punto de referencia claro para su retorno, a diferencia de otras dolencias con las que sí está familiarizado. La colaboración estrecha con el equipo médico y la observación diaria de su progreso son fundamentales para determinar el momento óptimo para su vuelta a la competencia, asegurando que se minimice el riesgo de una recaída.