En un contexto marcado por la persistencia de asesinatos y desapariciones sin resolver, Sri Lanka se convierte en escenario de tensiones y expectativas en materia de justicia. Hace quince años, el país acaparaba titulares globales debido a la ofensiva militar del gobierno contra los guerrilleros de los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE, por sus siglas en inglés) y a los numerosos homicidios de periodistas.
El reciente ascenso al poder del presidente recién electo, Anura Kumara Dissanayake, conocido como AKD, parece marcar un punto de inflexión en la lucha contra la impunidad que ha caracterizado a Sri Lanka durante años. Organizaciones locales dedicadas a la libertad de prensa han documentado 44 casos de periodistas y trabajadores de medios asesinados y desaparecidos entre 2004 y 2010. A nivel internacional, las cifras pueden variar debido a diferentes definiciones de quién califica como periodista, pero la realidad es clara: muchos profesionales de la información arriesgan sus vidas en su labor diaria.
Uno de los casos más emblemáticos y mundialmente reconocidos es el asesinato de Lasantha Wickrematunge, editor en jefe del influyente periódico en inglés Sunday Leader, quien fue asesinado en su automóvil el 8 de enero de 2009. En su camino a trabajar en Colombo, Wickrematunge era conocido por su espíritu crítico hacia el gobierno y por su participación activa en debates públicos.
Ante la falta de condenas por los crímenes cometidos contra periodistas individuales o salas de redacción enteras, la familia de Wickrematunge mantiene viva la esperanza de que se haga justicia no solo por Lasantha, sino por todos los periodistas asesinados y sus familias, colegas y la sociedad en su conjunto.
Desde las recientes elecciones presidenciales, un nuevo proceso parece haberse desencadenado, ganando impulso desde la toma de posesión de Dissanayake. Con las elecciones parlamentarias programadas para el 14 de noviembre, se prevé que la coalición de izquierda de Dissanayake, National People’s Power, obtenga una mayoría.
La reinstalación de investigadores anteriormente despedidos o encarcelados por cargos fabricados, con el objetivo de llevar ante la justicia a los responsables de los asesinatos de periodistas tanto en el sur como en el norte del país, ha marcado un nuevo capítulo en la búsqueda de rendición de cuentas. La promesa de transparencia y buena gobernanza por parte del presidente recién electo, así como la intensificación de las investigaciones, parecen ser pasos decisivos hacia una mayor justicia y claridad en un momento crucial para la historia de Sri Lanka.
La incertidumbre del pasado y las sombras que han opacado la labor de los periodistas en Sri Lanka parecen finalmente despejarse, dando paso a una nueva era en la que la libertad de prensa y la búsqueda de justicia pueden encontrar un terreno más fértil para florecer. Sin embargo, el camino hacia una plena transparencia y rendición de cuentas aún se vislumbra largo y complejo, requiriendo un compromiso sostenido y una voluntad política firme para asegurar que los crímenes del pasado no queden impunes.
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