Una importante decisión política podría cambiar el panorama de España como centro del hidrógeno verde, con el gobierno español y las empresas energéticas invirtiendo para asegurar un futuro sostenible en esta área.
El martes pasado, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, anunció la intención del gobierno de gravar permanentemente a las empresas energéticas y al sector bancario. Repsol, una de las principales petroleras, reaccionó rápidamente comunicando la suspensión de todos sus proyectos de hidrógeno en España, entre ellos instalaciones en Tarragona, Bilbao y Cartagena.
El gobierno español busca establecer un impuesto permanente para gravar los beneficios excesivos de las grandes empresas energéticas y bancos. Esta medida, que fue establecida a finales de 2022, afectará a aquellas empresas con una facturación anual superior a 1.000 millones de euros, gravando el 1,2% de sus ingresos, excluyendo ciertas actividades reguladas y realizadas fuera de España.
Este impuesto se centra en gravar las ganancias más que las ventas, y contempla posibles exenciones fiscales para aquellas empresas que reinviertan en proyectos de desarrollo sostenible. El objetivo es adaptar la fiscalidad española a la normativa europea, aunque se enfrenta a la oposición de empresas como Repsol, así como de partidos políticos como el PNV y Junts.
Las críticas a este nuevo impuesto no se han hecho esperar, con Repsol y otras empresas del sector energético expresando su descontento. Endesa e incluso la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos han advertido sobre los riesgos de ampliar este impuesto, argumentando que podría poner en peligro importantes inversiones relacionadas con la transición energética, alcanzando los 16.500 millones de euros.
El Instituto Coordenadas ha calificado la medida gubernamental como un despropósito que podría traer complicaciones para los ciudadanos y poner en riesgo las inversiones en el sector energético, dadas las particularidades del contexto actual.
Además de sus proyectos en España, Repsol ha anunciado una inversión en un electrolizador de 4MW en Sines, Portugal, que producirá 600 toneladas de hidrógeno verde al año. Proyectos como el Corredor H2Med en el País Vasco, que busca convertir a España en un centro de hidrógeno verde, demuestran el interés y la apuesta de las empresas por esta tecnología como parte fundamental de la transición energética.
En un contexto marcado por la necesidad de una energía más limpia y sostenible, la evolución de la fiscalidad en el sector energético en España se presenta como un elemento clave que marcará el camino hacia un futuro más verde y comprometido con el medio ambiente.
¡Vaya tela con este tema del hidrógeno en España! Parece que el plan nacional no avanza ni para atrás ni para adelante. Me pregunto si realmente veremos alguna vez una implementación masiva de esta tecnología en nuestro país. ¿Qué opináis, creéis que finalmente despegará o seguirá estancado?