El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, responsabilizó parcialmente a Estados Unidos el jueves por el aumento de la violencia cartelera que está aterrorizando al estado norteño de Sinaloa y que ha dejado al menos 30 muertos en la última semana. Dos facciones en guerra del cartel de Sinaloa han chocado en la capital estatal de Culiacán en lo que parece ser una lucha por el poder desde que dos de sus líderes fueron arrestados en Estados Unidos a finales de julio. Equipos de pistoleros se han enfrentado entre sí y con las fuerzas de seguridad. Mientras tanto, los cadáveres continúan apareciendo alrededor de la ciudad. En una concurrida esquina, los autos pasaban junto a charcos de sangre que conducían a un cuerpo en un taller mecánico, mientras que policías fuertemente armados con máscaras negras recogían otro cuerpo tendido en una calle lateral de la ciudad de Sinaloa.
Consultado durante su conferencia matutina sobre si el gobierno de Estados Unidos era «co-responsable» de esta violencia en Sinaloa, el presidente afirmó: «Sí, por supuesto… por haber llevado a cabo esta operación». El reciente aumento en la guerra de cárteles era esperado después de que Joaquín Guzmán López, hijo del exlíder del cartel de Sinaloa Joaquín «El Chapo» Guzmán, aterrizara cerca de El Paso, Texas, el 25 de julio en un pequeño avión junto a Ismael «El Mayo» Zambada. Zambada era la figura mayor y líder reclusivo del cartel. Tras su arresto, afirmó en una carta circulada por su abogado que había sido secuestrado por el joven Guzmán y llevado a Estados Unidos en contra de su voluntad.
Por la tarde del jueves, otra operación militar cubrió el norte de Culiacán con soldados y helicópteros sobrevolando. El tráfico era intenso en Culiacán y la mayoría de las escuelas estaban abiertas, aunque los padres aún no enviaban a sus hijos a clase. Los negocios continúan cerrando temprano y poca gente se aventura a salir después del anochecer. Mientras la ciudad se abre lentamente y los soldados patrullan las calles, muchas familias continúan escondidas, con padres y profesores temiendo ser atrapados en medio de los tiroteos.
La tensión en la relación entre Estados Unidos y México se ha intensificado, y la captura de Zambada ha generado críticas hacia López Obrador, quien durante su administración ha rechazado confrontar a los cárteles en una estrategia que él llama «abrazos, no balazos». A pesar de las promesas del presidente de reducir la violencia del cartel, los enfrentamientos continúan asolando México. Los cárteles emplean una variedad creciente de tácticas, como bombas caseras o IEDs, trincheras, vehículos blindados caseros y drones que arrojan bombas.
La violencia en Sinaloa ha puesto de manifiesto la grave situación de inseguridad en la región, con la población viviendo con miedo constante a la violencia desatada por los cárteles y las disputas de poder en la región. Los ciudadanos claman por mayor seguridad y protección para sus familias, exigiendo acciones contundentes por parte de las autoridades para poner fin a esta espiral de violencia que ha sumido a la región en el caos y la desesperación.
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