El primer ministro de Quebec propone trasladar a la mitad de los solicitantes de asilo.

El primer ministro de Quebec, François Legault, ha propuesto que el gobierno federal obligue a los solicitantes de asilo que llegan a Quebec a trasladarse a otras provincias, incluyendo a aquellos que ya se han establecido en la provincia.

Durante un viaje a París el miércoles, Legault expresó su deseo de que la mitad de los solicitantes de asilo actuales en Quebec sean transferidos a otras partes del país. El primer ministro argumenta que no tiene sentido que Quebec reciba aproximadamente el 45 por ciento de los posibles refugiados en Canadá, a pesar de representar solo el 22 por ciento de la población.

El gobierno federal ha manifestado su interés en lograr una distribución más equitativa de los solicitantes de asilo en todo el país, pero el Ministerio de Inmigración, a cargo de Marc Miller, ha afirmado que Ottawa no obligará a las provincias a aceptar a más personas. Sin embargo, se están ofreciendo incentivos financieros a las provincias que estén dispuestas a colaborar, y se está amenazando con reducir el número de inmigrantes económicos para las provincias que se muestren reticentes. Legault también ha solicitado a Ottawa la creación de zonas de espera para los solicitantes de asilo, siguiendo el ejemplo de la práctica en Francia.

Esta propuesta del gobierno de Quebec ha generado un intenso debate sobre la política de inmigración en Canadá, con diferentes puntos de vista sobre la mejor manera de abordar la distribución de los solicitantes de asilo en el país. La postura de Legault ha sido recibida con opiniones encontradas, tanto a favor como en contra, y se espera que continúe siendo un tema de discusión en los próximos días.

En medio de este debate, el gobierno federal y las provincias deberán encontrar un equilibrio entre la solidaridad con los solicitantes de asilo y la distribución equitativa de la responsabilidad entre todas las jurisdicciones del país. La búsqueda de soluciones efectivas y justas para abordar esta situación se convierte en un desafío clave para las autoridades canadienses en materia de inmigración.