Un estudio reciente publicado en la revista científica BMJ Evidence-Based Medicine ha revelado la importancia de llevar un estilo de vida saludable para prolongar la vida y mejorar la calidad de la misma. Este estudio ha demostrado que los cambios en los hábitos de vida pueden contrarrestar los condicionantes genéticos que predisponen a ciertas enfermedades, permitiendo así una vida más larga y saludable.
El impacto independiente de la genética y los estilos de vida en la esperanza de vida ha sido objeto de análisis en esta investigación pionera. Los resultados muestran que las personas con riesgo genético de muerte prematura pueden reducir ese riesgo en un 62% y aumentar su esperanza de vida en aproximadamente 5,22 años al cumplir los 40 años, gracias a un estilo de vida saludable.
El doctor Manuel Menduiña, especialista en Medicina interna en Almusalud, destaca la importancia de los factores ambientales en la expresión de los genes y la prevención de enfermedades. Hábitos como una alimentación sana, la hidratación, el ejercicio físico diario, el descanso adecuado y la reducción del estrés son fundamentales para mantener una buena salud.
El estudio también señala que el dormir menos de 7 horas diarias, una dieta rica en grasas y azúcares refinados, y el consumo de alcohol y tabaco se relacionan con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, la socialización y el manejo del estrés también influyen en la salud mental y cardiovascular de las personas.
Para adoptar hábitos saludables, es crucial una alimentación balanceada, el ejercicio regular, el descanso adecuado, la reducción del estrés y la socialización. Pequeños cambios en el estilo de vida pueden tener un gran impacto en la salud y la longevidad. Es importante encontrar un equilibrio y priorizar el bienestar para vivir una vida más larga y saludable.
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