Encuentran culpable por error en misión de alto riesgo.

El lanzamiento del cohete Falcon 9 de SpaceX, reconocido por su historial de más de 300 lanzamientos exitosos, se vio empañado recientemente por un problema inesperado que pone en peligro la misión Starlink. La segunda etapa del cohete experimentó una anomalía durante el despegue, lo que provocó que los satélites Starlink fueran liberados a una altitud más baja de lo planeado, comprometiendo su correcto despliegue en la órbita.

Se ha revelado que el motor de vacío Merlin de la segunda etapa del cohete presentaba acumulación de hielo alrededor, lo cual es un fenómeno poco común. A pesar de haber estado encendido durante unos seis minutos, la presencia de hielo afectó el funcionamiento normal del motor, lo que resultó en una situación inusual. El fundador y director ejecutivo de SpaceX, Elon Musk, mencionó que el reinicio del motor concluyó con un «RUD», lo que significa un desmontaje rápido e irregular, un término que describe un fallo grave en la misión.

El reconocido astrofísico Jonathan McDowell señaló que los satélites Starlink podrían haber sido puestos en órbita a una altitud menor de lo esperado, lo que podría hacer que sean atraídos por la gravedad terrestre en un tiempo relativamente corto, volviéndolos inutilizables. Además, cada incidente de este tipo conlleva la intervención de la Administración Federal de Aviación (FAA), entidad encargada de otorgar licencias para los lanzamientos de SpaceX, lo que podría resultar en una pausa en las operaciones hasta que se realice una investigación exhaustiva.

En medio de estas complicaciones, se plantea la incertidumbre sobre cómo se resolverá esta situación y cuál será el impacto en las futuras misiones espaciales, como el lanzamiento privado de Polaris Dawn programado para julio. La importancia del Falcon 9 en el acceso de Estados Unidos al espacio se ve resaltada, ya que cualquier retraso en sus operaciones podría afectar significativamente los planes espaciales programados, como la próxima misión de la NASA el 19 de agosto.

El futuro del Falcon 9 y de las misiones espaciales pendientes queda en entredicho, mientras SpaceX y los organismos reguladores trabajan para determinar las causas del incidente y adoptar las medidas correctivas necesarias para garantizar la seguridad en los próximos lanzamientos. En un contexto donde la exploración espacial juega un papel crucial, la resolución de este incidente adquiere una relevancia significativa para el futuro de la industria aeroespacial.