El programa espacial ruso, aunque históricamente reconocido por sus logros, enfrenta actualmente una situación desafiante. Según información de Ars Technica, se proyecta que Rusia registre en el presente año la cifra más baja de lanzamientos desde 1961, cuando la Unión Soviética lideraba la carrera espacial. Este declive se relaciona directamente con la invasión de Ucrania iniciada en febrero de 2022.
A lo largo de 2024, Rusia ha llevado a cabo solamente nueve lanzamientos espaciales, con la Agencia Espacial Roscosmos siendo responsable de siete de ellos. Los dos restantes respondieron a misiones del Ministerio de Defensa ruso, enfocadas en desplegar satélites secretos, uno de los cuales fue catalogado como un «arma» por el Pentágono.
A pesar de estos contratiempos, todos los lanzamientos realizados hasta agosto en el país han resultado exitosos. Rusia ha mantenido una posición relevante en la industria aeroespacial, siendo la única opción de transporte hacia la Estación Espacial Internacional entre el retiro del transbordador espacial de Estados Unidos y el surgimiento de vuelos privados.
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No obstante, la agencia espacial rusa ha experimentado la pérdida de socios internacionales debido a la situación geopolítica actual. La invasión de Ucrania desencadenó la cancelación de contratos clave, generando importantes pérdidas económicas para Roscosmos. Este escenario ha impactado la relación comercial con United Launch Alliance, una empresa conformada por Lockheed Martin Space y Boeing Defence, Space & Security, que históricamente ha adquirido motores RD-180 de Rusia.
En un intento por contrarrestar estas dificultades, Rusia ha comenzado a explorar nuevas alianzas, particularmente con China. Uno de los proyectos más destacados es el desarrollo de la «Estación Orbital Rusa» (ROS), cuyo primer módulo se espera lanzar en 2027. Este cambio en la política de colaboración internacional podría marcar un nuevo rumbo para la exploración espacial rusa en los próximos años.
En medio de estos desafíos y transformaciones, el futuro del programa espacial ruso se presenta como un escenario de incertidumbre y redefinición. Con la mirada puesta en nuevas alianzas y proyectos ambiciosos, queda por ver cómo Rusia logrará adaptarse a las circunstancias actuales y mantener su posición en la conquista del espacio.
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