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Increíble intento de criar oveja gigante en Estados Unidos culmina en arresto

Un aspecto intrigante que ha captado la atención en el ámbito de la ciencia ficción es la evolución del crimen y las leyes que lo regulan. Si bien el cibercrimen ha sido ampliamente debatido, los delitos relacionados con las nuevas tecnologías se han expandido más allá del mundo digital hacia territorios inexplorados, como la genética.

Arthur “Jack” Schubarth, un ranchero de 80 años de Montana, se ha visto envuelto en una historia que desafía las normas convencionales. Aunque no es genetista ni especialista en laboratorio, Schubarth es propietario y operador de Sun River Enterprises LLC, un extenso rancho en Montana conocido como Schubarth Ranch. Este lugar se dedicaba a la cría y venta de «ganado alternativo» para la caza, aparentemente en cumplimiento de la legalidad.

Sin embargo, recientes acontecimientos han arrojado una sombra sobre las actividades de Schubarth. Según la Oficina de Relaciones Públicas del Departamento de Justicia de Estados Unidos, Schubarth ha admitido su culpabilidad en delitos federales de tráfico de vida silvestre. ¿La razón detrás de estos cargos? Su empeño en crear una oveja híbrida gigante destinada a la caza en cautiverio, un proyecto que ha resultado en consecuencias legales inesperadas para el septuagenario ranchero.

Las implicaciones legales de las acciones de Schubarth han desencadenado un veredicto que lo condena a seis meses de prisión, así como a sanciones económicas significativas. Entre los delitos asociados a esta historia se encuentran la conspiración para violar la Ley Lacey, una regulación centenaria que exige permisos especiales para la importación de fauna silvestre, y la transgresión directa de dicha ley.

El plan ideado por Schubarth y sus colaboradores para llevar a cabo su ambiciosa empresa de crear ovejas híbridas gigantes implicó etapas complejas. Desde la importación de material genético de una subespecie asiática de argali de montaña, conocida como el argalí la oveja de Marco Polo, hasta la clonación de embriones y la inseminación de hembras de distintas especies de ovejas para crear animales híbridos de gran tamaño y valor comercial.

A pesar de que la sentencia impuesta a Schubarth ha tenido en cuenta su avanzada edad y su falta de antecedentes penales, las consecuencias de sus actos plantean interrogantes éticos y legales sobre la clonación y la hibridación en el contexto de la vida salvaje. Aunque no se ha criminalizado explícitamente la clonación y el mestizaje, las autoridades involucradas en el caso han expresado su oposición a estas prácticas, argumentando que alteran la genética de forma antinatural e ilegal.

Este caso se convierte en un ejemplo paradigmático de cómo la ley y la tecnología pueden entrar en conflicto, poniendo de manifiesto lagunas regulatorias que deben abordarse con rigor y prontitud. La condena de Schubarth conlleva una reflexión sobre los límites de la experimentación genética y la ética en la manipulación de animales para fines comerciales, evidenciando la necesidad de establecer fronteras claras en este terreno.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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2 Comments

  1. ¡Vaya locura de historia con lo de la oveja gigante en Estados Unidos! No puedo creer que alguien haya intentado criar semejante animal en secreto, ¡es de película! Menudo lío se ha armado al final con el arresto y todo. ¿Qué pensáis vosotros, creéis que la intención era tener una mascota exótica o había algo más detrás?

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