La inteligencia artificial (IA) está cambiando por completo el panorama de la informática empresarial, y, en consecuencia, transformando a las propias empresas. En la actualidad, resulta difícil encontrar una tecnología empresarial que tenga un impacto mayor que la IA, con casos de uso que incluyen la automatización de procesos, la personalización de experiencias de usuario y la obtención de información a partir de enormes cantidades de datos.
Se ha llegado al punto en el que se reconoce que la IA se ha convertido en un diferenciador fundamental que debe integrarse en la estrategia de cada organización. Algunas empresas incluso se autodenominan «AI first», reconociendo que sus redes e infraestructuras deben ser diseñadas para respaldar la IA por encima de todo lo demás, en una similitud al enfoque «mobile-first» que Google adoptó en 2016 al reconocer que los dispositivos móviles se habían convertido en la plataforma de usuario dominante.
Sin embargo, existen desafíos al adoptar la IA. Las aplicaciones basadas en IA brindan a las empresas la plataforma necesaria para impulsar ingresos y participación de mercado, permitiendo mejoras en la eficiencia y productividad a través de la automatización. No obstante, la transformación puede resultar difícil de lograr, ya que las cargas de trabajo de IA requieren una enorme potencia de procesamiento y una capacidad de almacenamiento significativa, ejerciendo presión sobre infraestructuras informáticas empresariales ya complejas y sobrecargadas.
Para tener éxito en la implementación de la IA, las organizaciones deben abordar estos desafíos mediante la construcción de infraestructuras especializadas que lo requieren. La mayoría de las empresas no cuentan con el tiempo ni los recursos financieros para construir nuevos centros de datos masivos para respaldar aplicaciones de IA que consumen mucha energía. La realidad es que la mayoría tendrá que encontrar la manera de adaptar y modernizar sus centros de datos para adoptar una mentalidad «AI first».
A la hora de comenzar este proceso, es esencial contar con socios tecnológicos estratégicos que comprendan la IA y puedan asesorar sobre cómo crear y ofrecer aplicaciones de IA que cumplan con objetivos específicos y ayuden a hacer crecer los negocios. Estos socios pueden contribuir a la modernización de los centros de datos, facilitando la adopción de tecnologías específicas para la IA que permitan una potencia de cálculo significativamente mayor con menos recursos, lo que a su vez aumenta la eficiencia energética y reduce el costo total de inversión para proyectos de IA.
En este sentido, es fundamental contar con el asesoramiento de expertos en plataformas de procesamiento gráfico (GPU) para garantizar el éxito de la IA, especialmente en lo que respecta al entrenamiento de modelos de IA, procesamiento en tiempo real o toma de decisiones. Es importante optimizar las plataformas de GPU específicas para la IA, lo que garantiza un retorno de la inversión más eficiente y una mayor rentabilidad de los recursos del centro de datos.
Además, la infraestructura de red del centro de datos juega un papel crítico en la entrega de la escala de procesamiento que las aplicaciones de IA requieren. Un socio tecnológico con experiencia puede brindar asesoramiento sobre opciones de networking a todos los niveles, ayudando a comprender el equilibrio entre tecnologías propietarias y estándares de la industria.
En conclusión, para prosperar en un entorno empresarial cada vez más impulsado por la IA, las organizaciones deben aprovechar nuevas tecnologías de centros de datos y servidores para acelerar su adopción de la IA. Reducir los riesgos a través de tecnología innovadora y probada, en conjunto con la experiencia de socios estratégicos, es clave para asegurar soluciones seguras y confiables con mentalidad «AI first». Y ante la creciente adopción de una mentalidad «AI first» por parte de más organizaciones, el momento de comenzar este viaje es ahora.
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