La necesidad de una mayor fortaleza física como factor determinante para el futuro de LaMelo Ball ha sido señalada como una prioridad clave por el nuevo cuerpo técnico de los Charlotte Hornets. Tras la conclusión de las entrevistas de salida del equipo, el entrenador en jefe Charles Lee enfatizó la importancia de que el joven base mejore su condición física para afrontar la exigencia de la NBA y, sobre todo, para minimizar el riesgo de lesiones que han marcado su carrera.
La estrategia defensiva de los equipos rivales ha consistido, de manera recurrente, en incrementar la presión física sobre Ball. Su estatura de 1,91 metros y un peso de aproximadamente 86 kilogramos lo convierten en un objetivo vulnerable ante defensas agresivas, buscando sacarlo de su zona de confort mediante contactos constantes y bloqueos. Lee observó que, si bien Ball demostró una mayor adaptación a esta táctica a lo largo de la temporada, la potencia física sigue siendo un área crítica de mejora.
La incapacidad del jugador para mantenerse alejado de las zonas grises en cuanto a faltas personales, especialmente al inicio de la campaña, evidenció la dificultad que experimenta al defender jugadores más corpulentos. Aunque su rendimiento defensivo mejoró notablemente con el paso del tiempo, la solidez física se perfila como un elemento esencial para un desarrollo más consistente en ambos lados de la cancha. No se trata solo de evitar faltas, sino de ser capaz de sostener el esfuerzo físico durante todo el partido, y evitar que el cansancio le afecte en momentos clave.

El equipo se ha abstenido de establecer objetivos numéricos específicos en cuanto al aumento de peso o masa muscular de Ball, delegando esa responsabilidad al departamento de preparación física. Sin embargo, la dirección técnica insiste en que el objetivo primordial es que el jugador adquiera la robustez necesaria para soportar el rigor de un calendario de 82 partidos y, al mismo tiempo, minimizar la probabilidad de recaídas en las lesiones que han afectado sus tobillos y pies en temporadas anteriores.
La temporada 2024-2025 marcó un avance en cuanto a la disponibilidad de Ball, quien disputó 47 encuentros, superando las 36 y 22 actuaciones de las campañas previas. No obstante, Jeff Peterson, gerente general de los Hornets, reconoce que aún existe un amplio margen de mejora. La prioridad es asegurar que Ball llegue al inicio de la próxima temporada en óptimas condiciones, tras someterse a intervenciones quirúrgicas en el tobillo derecho y la muñeca derecha.
Ball, por su parte, ha manifestado su disposición a seguir las indicaciones del cuerpo técnico y a dedicar tiempo al fortalecimiento físico. Su potencial como jugador franquicia es innegable, promediando 25.2 puntos, 7.4 asistencias y 4.6 rebotes por partido en la temporada que concluyó. La organización confía en que, con una mayor fortaleza física, Ball pueda alcanzar su máximo nivel y liderar a los Hornets hacia el éxito. La dirección del equipo defiende que la singularidad de su talento, comparándolo con el de otros grandes jugadores de la liga, justifica la inversión en su desarrollo integral.

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