En un reciente informe científico realizado por el Laboratorio de Agricultura y Alimentación de la Universidad de Guelph, se ha confirmado la preocupante pérdida de abejas experimentada por una apicultora de la región de Greater Sudbury, en Ontario. Dawn Lalonde, propietaria de Mikkola Family Farm & Apiary y True North Honey Company, ha sufrido la desaparición de casi 2 millones de abejas en los últimos tres meses.
Según Lalonde, la tragedia comenzó en junio de 2024, cuando más de 1 millón de abejas desaparecieron a causa de lo que ella sospechaba ser un envenenamiento químico agudo. Tras realizar pruebas exhaustivas en el laboratorio universitario, se confirmó su temor. Lalonde expresó su temor ante la posibilidad de que empresas continúen fumigando cerca de su área residencial, temiendo repetir las pérdidas sufridas en los meses de julio y agosto.
La apicultora señala que, si bien no busca señalar culpables, considera que el uso inadecuado de ciertos productos químicos está afectando gravemente a las abejas, fundamentales en la polinización y como indicadores ambientales. A través de una campaña de financiamiento colectivo, ha logrado recaudar más de 10.000 dólares para someter a sus abejas a evaluaciones que han revelado la presencia de fungicidas y pesticidas en niveles potencialmente letales.
Ante la gravedad de la situación, el Ministerio de Medio Ambiente de Ontario ha iniciado una investigación para determinar las causas de esta tragedia apícola. Según un portavoz del Ministerio, se está evaluando la posible relación entre las aplicaciones de pesticidas en áreas residenciales y la mortalidad masiva de abejas.
A pesar de las pérdidas sufridas, Dawn Lalonde ha manifestado su determinación de reconstruir sus colonias, trasladarse a un nuevo lugar y continuar educando y abogando por la protección de las abejas. Actualmente, cuenta con 15 colonias sobrevivientes originales, una cifra que debería ser superior a 75 para garantizar su estabilidad.
La pérdida de casi 2 millones de abejas en la región de Greater Sudbury pone de manifiesto la fragilidad de estos polinizadores en un escenario donde los químicos y pesticidas amenazan su existencia. Lalonde y otros apicultores locales insisten en la importancia de tomar medidas urgentes para proteger a las abejas y preservar la biodiversidad de la región.
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