La moda como expresión de identidad nacional: del auge al declive de las tendencias políticas
Hace apenas unos meses, las camisetas y sudaderas con el lema "elbows up" (literalmente, "codos arriba") se agotaban en cuestión de horas en Canadá. Lo que comenzó como un movimiento espontáneo de resistencia frente a las tensiones comerciales con Estados Unidos se convirtió en un fenómeno de moda virial. Rachael Coe, dueña de una tienda en Yarmouth, Nueva Escocia, relata cómo en marzo vendió más de 2.500 productos con este eslogan, desde parches para coches hasta gorras. Sin embargo, para el Día de Canadá, celebrado el 1 de julio, la demanda se había enfriado.
El declive de esta tendencia no es casual. Expertos señalan que el eslogan, que en un principio simbolizaba unidad frente a las amenazas de anexión por parte del gobierno estadounidense, se politizó excesivamente. Stephanie Tomlin, propietaria de una tienda en línea con sede en Toronto, afirma que las ventas cayeron drásticamente en mayo. "La frase perdió su sentido original y empezó a asociarse con divisiones partidistas", explica.

Howard Ramos, sociólogo de la Universidad Western, apunta que el uso partidista del término por parte del primer ministro Mark Carney durante la campaña electoral aceleró su polarización. "Lo que nació como un símbolo de orgullo nacional terminó siendo instrumentalizado", sostiene. En redes sociales, usuarios conservadores comenzaron a emplearlo de manera sarcástica, lo que ahuyentó a muchos compradores.
A pesar del bajón en las ventas, el interés por productos que celebran la identidad canadiense sigue alto. Coe afirma que los turistas estadounidenses, en particular, buscan artículos locales como gesto de apoyo. Danielle McDonagh, diseñadora en Columbia Británica, confirma este fenómeno: "Recibo pedidos desde Estados Unidos de clientes que quieren mostrar solidaridad".
El caso de "elbows up" refleja un patrón recurrente en la moda: las tendencias vinculadas a movimientos sociales suelen tener una vida efímera cuando se mezclan con controversias políticas. Sin embargo, también demuestra cómo la indumentaria sigue siendo un vehículo potente para expresar identidad, incluso cuando el mensaje se desvanece.
Mientras las marcas ajustan sus estrategias, queda claro que en la moda, como en la política, el contexto lo es todo. Y lo que hoy es un grito de resistencia, mañana puede convertirse en una reliquia de temporada.

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