El cierre de la popular red social X en Brasil ha generado un gran revuelo en el país sudamericano. La controvertida plataforma, adquirida por Elon Musk en 2022 cuando aún se conocía como Twitter, ha sido objeto de polémica desde entonces. Con aproximadamente 400 millones de usuarios activos en todo el mundo, incluyendo 20 millones solamente en Brasil, la decisión de la Corte Suprema de prohibir su operación ha causado sorpresa y preocupación entre los usuarios.
El conflicto comenzó cuando Musk decidió cerrar las oficinas de Google en Brasil y despedir a todos los empleados de la sucursal local. Esta decisión se tomó después de que Google solicitara la eliminación de ciertos datos personales considerados perjudiciales por difundir información falsa, en un contexto de elecciones en el país. A pesar de las advertencias y multas impuestas a X por desobedecer órdenes judiciales locales, Musk no cumplió con las regulaciones brasileñas que exigen la presencia de un representante legal local para atender cuestiones burocráticas.
Como resultado, X ha sido prohibida en Brasil y se ha ordenado a todos los proveedores de Internet cortar el acceso a la plataforma en el país. Además, el tribunal exige a Apple y Google eliminar la aplicación X de sus respectivas tiendas de aplicaciones. Aunque la aplicación sigue estando disponible para su descarga en la App Store de Apple, se espera que la empresa cumpla con la norma del tribunal o enfrente multas diarias de 9.000 dólares por usuario que no cumpla con la prohibición.
En medio de este escenario, se han generado rumores sobre posibles negociaciones entre Musk y el gobierno brasileño para reintroducir X en el país. Mientras tanto, muchos usuarios brasileños han optado por crear cuentas en otras plataformas alternativas, como Mastodon, Bluesky y Threads, en respuesta a la suspensión de X.
La situación continúa desarrollándose y será crucial seguir de cerca las negociaciones entre Musk y las autoridades brasileñas para determinar el futuro de X en el país. La prohibición de la red social ha generado un debate sobre la libertad de expresión en línea y la responsabilidad de las plataformas digitales en la difusión de información veraz y confiable. Los usuarios en Brasil y en todo el mundo aguardan con interés los próximos pasos en este controvertido caso.
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