La ciudad de Ferguson, en Missouri, fue testigo de protestas y detenciones por parte de la policía en el décimo aniversario del fatal tiroteo de Michael Brown, un momento crucial en el movimiento nacional Black Lives Matter.
Las protestas iniciaron con una reunión pacífica fuera de la comisaría de la localidad, donde alrededor de 40 personas se congregaron para recordar a Brown, un joven afroamericano de 18 años que fue abatido por el oficial de policía blanco Darren Wilson.
Según el informe del St. Louis Post-Dispatch, la protesta comenzó de manera tranquila, con los manifestantes bebiendo cerveza y compartiendo alimentos. La portavoz policial, Pat Washington, afirmó que se buscaba dar espacio a los manifestantes pacíficos.
Sin embargo, cerca de la medianoche, al menos cinco manifestantes intentaron derribar parte de la valla que rodeaba la comisaría, lo que resultó en las detenciones. Washington indicó que aún se están revisando vídeos para determinar los cargos y que se esperan más arrestos.
Por su parte, el departamento de bomberos de St. Louis puso en licencia a un miembro por una publicación insensible en redes sociales. Aunque no se reveló el contenido, según KMOV, el mensaje decía: «¡Feliz día VIVO para Darren Wilson!», lo que generó controversia.
La muerte de Brown convirtió a Ferguson en un punto focal del debate nacional sobre la tensa relación entre la policía de EE. UU. y la comunidad afroamericana. En 2015, una investigación del Departamento de Justicia no encontró motivos para enjuiciar a Wilson, pero señaló serias preocupaciones sobre el trato a residentes afroamericanos y un sistema judicial que generaba deudas para muchos habitantes de la zona.
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