La energía limpia detiene la expansión de plantas de carbón por vez inicial

Durante muchos años, China ha sido reconocida como una potencia en el uso del carbón, con altas emisiones y niveles de contaminación preocupantes. Sin embargo, en un giro sorprendente, el país asiático ha liderado el camino en la adopción de energías renovables, marcando un importante cambio en su política energética.

En lo que va del año, China ha reducido significativamente el número de licencias para la construcción de nuevas centrales térmicas de carbón, con una disminución del 80% en los costos de construcción. Estos datos son especialmente relevantes considerando que China es responsable del 54% de la capacidad de energía eólica y solar en construcción a nivel mundial.

A pesar de este avance hacia las energías limpias, China aún depende en gran medida del carbón como fuente de energía primaria, principalmente debido a su abundancia en el territorio nacional y su papel crucial en la economía industrial del país.

La transición energética en China enfrenta desafíos, ya que a pesar de los avances en renovables, todavía se están autorizando nuevas plantas de energía alimentadas por carbón. El ritmo de cierre de las instalaciones más antiguas es lento, lo que plantea interrogantes sobre el compromiso real del país con la reducción de emisiones.

En Europa, varios países han iniciado un proceso de eliminación progresiva del carbón como fuente de energía, en línea con los compromisos del Acuerdo Climático de París. España, por ejemplo, ha cerrado recientemente una central térmica de carbón en Galicia, reduciendo su capacidad activa en consonancia con los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima.

China ha invertido fuertemente en energías renovables, con un enfoque en el desarrollo de infraestructuras sostenibles y en la optimización de su matriz energética. A pesar de ello, la gestión de la industria de combustibles fósiles sigue siendo un tema relevante, con la mayoría de las inversiones en energías renovables provenientes del sector privado.

El compromiso de China con la transición energética se refleja en su plan para reducir las emisiones en nuevas construcciones y en su intensa inversión en infraestructura y tecnologías verdes. El gobierno chino se ha comprometido a reducir las emisiones en un 20% para el 2027 y a realizar un gasto estatal masivo en tecnologías verdes.

En definitiva, China avanza con determinación hacia la neutralidad de carbono para el año 2060, cumpliendo con sus compromisos climáticos y apostando por una transformación energética integral para impulsar el desarrollo económico y social del país.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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