La ciudad de Burnaby ha llegado a un acuerdo con la empresa Trans Mountain, menos de un mes después de publicar un informe sobre el potencial de desastre en una instalación del oleoducto Trans Mountain. Este acuerdo, que implica una contribución de $20.1 millones para la ciudad, ha generado controversia debido a sus cláusulas.
Según lo establecido en el acuerdo, ambas partes se comprometen a no realizar «comunicaciones públicas negativas» sobre la otra, ya sea basadas en hechos o opiniones, incluyendo cualquier comunicación sobre disputas pasadas. Además, cualquier comunicado de prensa que mencione a la otra parte debe ser revisado por ésta antes de su publicación, y la ciudad de Burnaby debe eliminar cualquier comunicación negativa sobre Trans Mountain de su página web.
Esto representa un cambio inesperado para una ciudad que ha mostrado una oposición pública prolongada a la expansión del oleoducto, como lo demostró hace solo un mes al publicar un informe y una simulación de video sobre una catástrofe hipotética en las instalaciones de Trans Mountain en Burnaby Mountain.
A pesar de que el acuerdo no prohíbe al alcalde y concejales hablar sobre Trans Mountain, plantea interrogantes sobre lo que podrían decir, dado que impide al personal expresar públicamente críticas hacia la empresa.
Esta situación ha generado críticas por parte de figuras como Duff Conacher de Democracy Watch, quien ha señalado que este tipo de acuerdos podrían conducir a encubrimientos en lugar de responsabilizar a las empresas por posibles infracciones.
Hasta el momento, el alcalde de Burnaby, Mike Hurley, la ciudad misma y Trans Mountain no han respondido a las solicitudes de entrevista al respecto. Este pacto entre la ciudad y la empresa deja en entredicho la transparencia y el compromiso democrático en las relaciones entre entidades públicas y privadas.
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