El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, expresó sus palabras de forma contundente hacia el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el viernes pasado, afirmando que no sabía si el líder israelí estaba frenando un acuerdo de paz para influir en el resultado de las elecciones presidenciales de EE. UU. en 2024.
«No ha habido ninguna administración que haya ayudado a Israel más que la mía. Ninguna. Ninguna, ninguna. Y creo que Bibi debería recordarlo. Y si está tratando de influir en las elecciones, no lo sé, pero no estoy contando con eso», declaró Biden.
Estas declaraciones surgieron como respuesta a comentarios realizados por uno de sus aliados, el senador Chris Murphy, demócrata por Connecticut, quien expresó en CNN esta semana su preocupación de que Netanyahu tuviera poco interés en un acuerdo de paz en parte debido a la política estadounidense.
Mientras tanto, Israel ha seguido adelante en dos frentes, realizando una incursión terrestre en Líbano contra Hezbollah que dejó ocho soldados israelíes muertos, así como llevando a cabo ataques en Gaza que provocaron la muerte de docenas de personas, incluidos niños. Además, la nación ha prometido tomar represalias por el ataque con misiles balísticos de Irán esta semana, mientras la región se prepara para una posible escalada.
En cuanto a la respuesta hacia Irán, Biden mencionó que aún no se ha tomado una decisión al respecto: «Supongo que cuando tomen una decisión sobre cómo responderán, entonces tendremos una discusión al respecto», afirmó el presidente.
Estas tensiones entre Israel, Irán y Estados Unidos ponen de manifiesto la complejidad de la política internacional y las diversas variables en juego, que van desde la seguridad nacional hasta las relaciones diplomáticas. El futuro de la región permanece incierto en medio de estos acontecimientos, y la búsqueda de la paz se ve afectada por los intereses políticos en juego.
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