Un reciente estudio arqueológico realizado en el yacimiento neolítico de Irongate Gorge, ubicado en un desfiladero formado por el río Danubio entre Rumania y Serbia, revela interesantes hallazgos sobre la dieta de nuestros antepasados europeos. El análisis de restos arqueológicos de hace 8.000 años ha demostrado un cambio significativo en los hábitos alimenticios de las sociedades de cazadores, pescadores y recolectores de la región.
Contrario a lo que se podría esperar, la investigación ha revelado que, a pesar de la transición al Neolítico que trajo consigo la agricultura, el consumo de pescado se mantuvo arraigado en esta cultura de la Nueva Era. Este descubrimiento desafía la noción común de que la revolución agrícola europea significó un abandono total de la pesca en favor de una mayor ingesta de carne y productos lácteos.
El análisis de cerámica neolítica ha permitido identificar la presencia de isótopos de carbono estables que revelan la huella dejada por residuos orgánicos, lo que posibilita determinar si los recipientes estudiados se utilizaron para cocinar, almacenar o consumir pescado. Este enfoque científico ha proporcionado valiosa información sobre las prácticas alimenticias de esta sociedad antigua.
Además, los expertos involucrados en la investigación plantean dos hipótesis para explicar la persistencia del consumo de pescado en esta región mientras otras partes de Europa adoptaban una dieta más basada en productos ganaderos. La primera sugiere que los habitantes de la zona conservaban una cultura preagrícola mesolítica, influenciada por contactos con grupos cercanos que utilizaban cerámica neolítica. Por otro lado, la segunda hipótesis plantea que estos individuos, pertenecientes a una sociedad campesina mesolítica, encontraron en el río una fuente abundante de recursos, como el esturión, que les permitió prescindir en gran medida de la ganadería como fuente de alimento.
En resumen, este estudio arqueológico arroja luz sobre los complejos patrones alimenticios de las sociedades antiguas en Europa y cuestiona nuestra percepción convencional sobre los cambios en la dieta asociados con la transición al Neolítico. La publicación de estos hallazgos en la revista «Actas de la Royal Society B» subraya la relevancia científica de esta investigación y su contribución al entendimiento de nuestros orígenes alimenticios.
¡Vaya, qué interesante! Nunca me hubiera imaginado que el pescado reinara en el Danubio, ¡pero tiene todo el sentido! Creo que es genial ver cómo las preferencias locales pueden influir tanto en la dieta de una región. Supongo que el entorno natural tiene mucho que ver en esto. Me encantaría probar algún pescado fresco del Danubio algún día, debe ser una experiencia única. ¡Gracias por compartir este dato tan curioso! 🐟🌊